miércoles, 10 de mayo de 2023

 DIGNIDAD


Se llamaba Pedro y era el último de su estirpe. Había nacido en una familia noble, pero la guerra y la pobreza habían acabado con su linaje y su fortuna. Ahora vivía solo en una casa ruinosa, rodeado de recuerdos y polvo. No tenía visitas. Solo le quedaba su dignidad.

Un día, recibió una carta de un antiguo compañero de colegio, que le invitaba a una reunión de antiguos alumnos. Pedro se alegró de tener la oportunidad de reencontrarse con sus viejos conocidos y de presumir de su pasado glorioso. Se vistió con su mejor traje, aunque estaba raído y desteñido, y se dirigió al lugar del encuentro.

Al llegar, se encontró con un grupo de hombres y mujeres que habían prosperado en la vida. Vestían con elegancia y hablaban con soltura de sus negocios, sus viajes y sus familias. Pedro se sintió desplazado e inferior. Nadie parecía reconocerlo ni interesarse por él. Recordó los días en que jugaban juntos al fútbol en el patio del colegio, sin preocuparse por el futuro. Se acercó a su antiguo amigo y le saludó con una sonrisa tan frágil como un cristal.

- ¿Pedro? ¿Eres tú? - exclamó el otro, sorprendido.

- Sí, soy yo. ¿No me recuerdas?

- Claro que te recuerdo. Pero... ¿qué te ha pasado? Estás hecho un desastre.

- No te preocupes por mí. Estoy bien. He tenido algunos contratiempos, pero sigo siendo el mismo.

- ¿El mismo? No me hagas reír. Mira cómo estás vestido. Pareces un mendigo.

- No me importa la ropa. Lo que importa es lo que llevo dentro.

- ¿Y qué llevas dentro? ¿Dignidad? ¿De qué te sirve la dignidad si no tienes nada más?

- La dignidad es lo único que me queda. Y no la voy a perder por nada del mundo.

- Pues yo creo que la dignidad no te da de comer ni te paga las facturas. La dignidad es una ilusión de los perdedores. Lo que cuenta es el éxito, el dinero, el poder.

- No estoy de acuerdo contigo. El éxito, el dinero y el poder son efímeros y pueden desaparecer en cualquier momento. La dignidad es eterna y nadie puede quitártela.

- Bueno, pues sigue viviendo de tu dignidad, si eso te hace feliz. Yo prefiero vivir de otra cosa.

Y dicho esto, se alejó de Pedro y se unió a la conversación de otros invitados. Pedro se quedó solo y triste. Se dio cuenta de que no tenía nada en común con aquella gente. Se sintió como un extraño en un mundo que no era el suyo. Decidió marcharse sin despedirse de nadie.

Salió a la calle y respiró el aire fresco de la noche. Levantó la cabeza y miró las estrellas. Se sintió libre y tranquilo. Se dijo a sí mismo que no necesitaba nada más que su dignidad para ser feliz. Y se dio cuenta de que era verdad.

"La moral política es como una capa con tantos remiendos, que no se sabe ya cuál es el paño primitivo" (Escribió la frase Benito Pérez Galdós, nacido el 10 de mayo de 1843 que después de tanto episodio nacional sabía de qué paño estaban hechos l@s polític@s. Y eso sigue invariable casi dos siglos después) 

Y que cumplas muchos más de los 77 de hoy. Lo harás si sigues viendo la vida de colores. O això de veure la vida en colors era per una altra cosa?





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