martes, 23 de mayo de 2023

ASALTO AL BANCO CENTRAL: LA CAJA 156 (I)

 


Barcelona, 23 de mayo de 1981

El sol brillaba sobre la plaza de Cataluña, donde la gente paseaba o se sentaba en los bancos a disfrutar del buen tiempo. Nadie sospechaba que en el edificio del Banco Central, una de las entidades financieras más importantes del país, se estaba gestando uno de los asaltos más audaces y misteriosos de la historia reciente de España.

José Juan Martínez Gómez, alias "el Rubio", entró en el banco con paso firme y decidido. Llevaba una maleta negra y una gabardina beige que ocultaba su arma. A su lado iban otros diez hombres, vestidos con trajes oscuros y gafas de sol. Eran sus cómplices, reclutados entre delincuentes comunes y exmilitares. Todos tenían un objetivo común: hacerse con el contenido de la caja 156, donde supuestamente se guardaban unos documentos que podían cambiar el rumbo de la historia.

El Rubio había sido contactado por dos personas que se presentaron como agentes del CESID, el servicio secreto español. Le habían ofrecido una suma millonaria a cambio de robar esos documentos, que según ellos comprometían la seguridad y la estabilidad del país. Se trataba de pruebas que implicaban a altos cargos políticos y militares en el intento de golpe de Estado del 23 de febrero, tres meses antes. El Rubio no sabía si creerles o no, pero el dinero era demasiado tentador como para rechazarlo.

El plan era sencillo: entrar en el banco a primera hora de la mañana, cuando había menos vigilancia y más clientes. Tomar el control del edificio y retener a los rehenes. Abrir la caja fuerte y localizar la caja 156. Extraer los documentos y salir por la puerta trasera, donde les esperaría un coche con un conductor cómplice. Todo debía durar menos de media hora.

Pero las cosas no salieron como esperaban. Al entrar en el banco, uno de los vigilantes se percató de algo extraño y pulsó el botón de alarma. La policía llegó enseguida y rodeó el edificio. Los atracadores se vieron atrapados y sin salida. El Rubio intentó negociar con las autoridades, pero estas no se fiaban de sus exigencias. Quería que les dejaran libres a él y a sus hombres, junto con los documentos y el dinero que habían robado. También pedía la liberación de cuatro militares implicados en el golpe del 23F, a los que llamaba "héroes". Decía actuar en nombre de una organización llamada "Comando Autónomo Anticapitalista".

Nadie sabía quiénes eran ni qué querían realmente. Algunos pensaron que se trataba de un coletazo del golpe fallido, una acción desesperada de la extrema derecha para desestabilizar la democracia. Otros creyeron que era un simple robo con rehenes, una distracción para encubrir el verdadero objetivo: los documentos.

Lo cierto es que nadie conocía la verdad sobre lo que había ocurrido el 23F. Ni siquiera el propio Rubio, que había leído por encima los papeles que había encontrado en la caja 156. Eran unos informes confidenciales que revelaban una trama conspirativa que implicaba a políticos relevantes de aquella época como Felipe González, Leopoldo Calvo-Sotelo, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo e incluso al entonces rey Juan Carlos I. Según esos documentos, todos ellos habían pactado un golpe blando para frenar las aspiraciones autonomistas de Cataluña y el País Vasco, y para evitar el avance del socialismo. El encargado de ejecutarlo era el general Alfonso Armada, que debía presidir un gobierno de concentración nacional tras el asalto al Congreso. Pero algo salió mal y el plan se frustró.

El Rubio no sabía qué hacer con esa información. ¿Era real o falsa? ¿Quién se la había encargado? ¿Qué intereses había detrás? ¿Qué consecuencias tendría si salía a la luz? Mientras tanto, la situación se complicaba cada vez más. Los rehenes estaban nerviosos y asustados. Los atracadores estaban tensos y divididos. La policía estaba impaciente y presionada. El gobierno estaba confuso y preocupado.

Todo podía saltar por los aires en cualquier momento...

El amor es algo que muere. Una vez muerto se pudre, pero puede servir para un nuevo amor.

>Pär Fabien Lagerkvist, nacido el 23 de mayo de 1891 y a pesar de ser más pesimista que yo con la condición humana, le dieron el premio Nobel de literatura en 1951. Por eso no desfallezco)

Y que cumplas muchos más de los 42 de hoy. Ya sabes lo que dicen: quién tiene tus años, tiene un tesoro. El relat d'avui i dels pròxims dies està basat en un fet real però és fruit de la imaginació de qui subscriu. Bona nit a tots.



No hay comentarios:

Publicar un comentario