sábado, 1 de enero de 2022

 

COSAS QUE NO HARÉ EN EL NUEVO AÑO... NI NUNCA

    Cuando empieza el nuevo año lo cargamos de objetivos que nos proponemos cumplir a lo largo de sus trescientos sesenta y cinco o sesenta y seis días. A mi me ha llegado el momento de la vida en que hago el ejercicio al revés. Es decir, sé exactamente todas aquellas cosas que no voy a hacer en el año nuevo e, incluso,  en el resto que me quede de vida. Ahí escribo unas cuantas...

1 Ir en bicicleta por la Vía Láctea. 

2.     Esquiar en el Himalaya.

3.     Participar en el concurso de saltos de esquí de Garmisch-Partenkirchen el primero de enero.

4.     Dirigir la Filarmónica de Viena en el concierto de Año Nuevo.

5.     Cruzar el océano Atlántico (o algún otro) navegando en solitario.

6.     Volver a tener la misma edad de hace un año.

7.     Cambiar mi estado civil. (*)

8.     Dibujar palabras de amor en la piel deseada.

9.     Cerrar los ojos para soñar despierto.

10. Ponerle nombre a una fantasía.

11. Sonreír al verme reflejado en unos ojos.

12. Escuchar melodías compuestas por el susurro de unas palabras que te despiertan al despuntar el día.

13. Pensar cual será el presente.

14. Saber cómo fue el futuro.

15. Viajar en el Tiempo.

16. Pedir perdón –de corazón- a todas las personas a las que hice daño.

17. Despedirme de los 7.000.000.000 de habitantes –o los que sean- del planeta Tierra.

18. Aparecer en un programa de televisión para declararle mi amor a alguien.

19. Escribir el último libro del Universo.

20. Dejar que el Tiempo pase por impedir que se quede.

21. Regresar a las estrellas en una alfombra mágica.

22. Descubrir el centro de la Tierra.

23. Empeñar la realidad en la ficción del mundo virtual.

24. Amar a quién amé.

25. Sentarme –acompañado- en una nube.

26. Congelar el fuego con  mis manos.

27. Hacer que el hielo se vuelva incandescente al escuchar el corazón.

28. Comprender ausencias no queridas.

29. Llenar vacíos ocupados.

30. Besar labios cautivos.

31. Sembrar en tierra baldía.

32. Averiguar si amanece la noche en que me vaya.

33. Observar el crepúsculo la mañana en que ya no esté.

34. Entender –de una vez- qué significa “ser muy amig@ de mis amig@s”

Y es que llega un momento en la vida que estás muerto.

(*) Por mucho que pienso no logro discernir cuál es el estado civil de un muerto. ¿Tal vez ‘viudador’?  

Quién empezó el año de la mejor manera posible fue el señor que nos canta en el vídeo. Ese día nació y ha repetido en 75 ocasiones. Es decir, le gusta estar por aquí. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario