jueves, 27 de enero de 2022

EL LOBO NO ES TAN FEROZ, CARIÑO MIO

Hoy mi nieta Coral cumple tres años. Hace mil noventa y seis días que estoy reaprendiendo la esencia de la vida que no es otra que la felicidad que proporciona sentir el amor sin condiciones. Coral, como dice su madre, es una niña intensa, viva y penetrante. Y he tenido la suerte que le gusta que le explique cuentos.  Una y otra vez me pide las historias donde aparezca el lobo y yo le cuento de mil maneras Caperucita Roja, El lobo y los siete cabritillos y, su preferido, Los tres cerditos. Me he permitido introducir algún cambio en los relatos donde el lobo no aparezca como un ser depravado, vicioso y que se va comiendo por ahí a seres indefensos. Quiero hacerle entender que el lobo es, en realidad, un perdedor. Un animal al que le invadieron su territorio, lo expulsaron de allí y lo vapulearon cuando intentó defenderse. Le explico que si lo deja vivir en paz el lobo no le hará ningún daño y habrá sitio para los dos. Le prevengo, aunque ella aún no puede entenderme,  que el único lobo al que debe tener es el que habita dentro de los hombres.

Como no podía ser de otra manera hoy pongo la canción preferida de mi nieta. Una gozada ver cómo la baila con Blanca, su hermana. T’estimo. Us estimo.

 


 

 

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