REFUGIAD@S DE PRIMERA, REFUGIAD@S DE SEGUNDA
Cualquier frontera espanyola, 20 de marzo de 2022. Dos policías custodian la entrada al territorio entre dos garitas. Tras de ellas una ingente cola de personas están a la espera de cruzar el límite entre los dos territorios. Uno de los policías examina la documentación de un grupo compuesto por un hombre de mediana edad, una mujer y tres niños, dos varones y una hembra.
- ¿Vienen ustedes de Ucrania? –pregunta el policía al adulto varón. Al ver que el hombre se encogía de hombros y mirar con cara de extrañeza al número como si no entendiese lo que le está diciendo, gritó hacía el interior de una de las garitas- ¡Alexei! ¡Ven que aquí no me entienden!
Del interior sale el llamado Alexei que saluda al grupo con una suave inclinación de cabeza.
- Alexei es nuestro traductor de ucraniano –presenta el policía olvidando que no es entendido por su interlocutor- Bueno, bueno, Alexei explícales lo que tienen que hacer.
Ahora es el traductor el que les da instrucciones al grupo en un perfecto ucraniano.
- Bien, bien ¿Ve usted la línea blanca que hay en el suelo? –y sin esperar respuesta- pues vayan ustedes hasta el final y se toparán con un edificio que en la entrada pone “Alojamientos y permisos”. Allí les facilitarán alojamiento en un hotel de un mínimo de tres estrellas o, si lo prefieren, en una casa de las personas que han manifestado su interés en ayudar a l@s refugiad@s ucranian@s. No se preocupen porque las condiciones de las viviendas han sido revisadas por los funcionarios del gobierno de espanya para que cumplan la calidad hotelera y sanitaria de cualquier espanyol de clase media. Todo ello, por supuesto, completamente gratuíto. También en ese edificio, para evitarles desplazamientos, se les facilitará permiso de residencia, de trabajo para el caso que lo necesitasen -aunque debo decirles que la generosidad y solidaridad del gobierno de espanya con el pueblo ucraniano es tan grande que no les va a hacer falta trabajar para vivir en nuestro país- y, por supuesto, la tarjeta sanitaria para que ustedes puedan visitarse en cualesquiera de los hospitales públicos de la seguridad social.
Y dicho esto por la línea blanca se va el grupo familiar ucraniano.
Ahora la policía atiende entre garitas a otro grupo. Un hombre, también de mediana edad, junto con una mujer algo más joven y tres niños. Dos hembras y un varón. Son subsaharianos.
- - ¿Y ustedes qué quieren?- les espeta el policía de fronteras dirigiéndose al hombre.
- - Vera usted –contesta el hombre en un castellano bastante aceptable- venimos huyendo del hambre y la miseria de nuestro País. La guerra la ha dejado arrasada y ni nosotros ni mis hijos tenemos futuro allí. Mi mujer y yo éramos profesores de castellano en mi ciudad. Hemos tenido un viaje largo, lleno de penurias y peligroso ya que nuestra patera estuvo a punto de hundirse en el Mediterráneo.
- - Ah! Vale! ¿Ven ustedes la línea negra del suelo? –dijo el servidor de la ley y el orden- Pues deben seguirla y, para que no se equivoquen y se salgan del camino marcado, ahora aviso a mis compañeros que los custodien hasta el final.
Y dicho esto por la línea negra se va el grupo familiar subsahariano custodiado por una pareja de la guardia civil, camino de vuelta a su país.
Un 20 de marzo de 1991 fallecía el niño Conor Clapton, el hijo de 4 años y medio de Eric Clapton. Su padre lo hizo eterno e inmortalizó su dolor en esta preciosa canción. Buenas tardes, refugiad@s. Huyáis de lo que huyáis.
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