viernes, 28 de octubre de 2022

 EL DIRECTOR

De niño me parecía que dirigir una orquesta era fácil. Todo consistía en coger un palo, empezar a zarandearlo en el aire y los músicos hacían sonar sus instrumentos. Llegué a creer que el palito tenía propiedades mágicas e hipnotizaba a todos aquellos músicos que lo seguían, muchas veces, con un frenesí parecido al de una persona poseída por no se sabe bien qué espíritu. En definitiva para mi el director era una figura que cualquiera podía ocupar ya que lo realmente importante era el palo que movía. Esa particular y simple visión de cómo dirigir una orquesta la trasladaba a todos los ámbitos de la vida. Así el mejor contable de una empresa es el que podía dirigir el departamento de contabilidad; el que contase mejores chistes y con mayor empatía, el de márqueting; el más preocupado por los problemas de sus compañeros, el director de recursos humanos, el mejor vendedor debía ser el director de ventas y el que solucionase mejor los problemas, el director de la Compañía. No acababa ahí mi simpleza de cándido jovenzuelo: lo trasladaba al deporte, concretamente, al fútbol. Eso si que era sencillo, quién debía dirigir un equipo, quién debía entrenarlo, era el mejor jugador de todos ellos. Son los jugadores quienes están en el campo, los que ganan los partidos y no el entrenador que los vocifera. Todo ello acabó cuando vi que las orquestas no suenan cuando no hay un director que mueve la batuta; cuando las empresas se venía a pique por la mala gestión de sus directores impuestos por vaya usted a saber qué razón y cuando los equipos de futbol, entrenados por jugadores que habían sido excepcionales, no eran capaces de superar las tácticas de sus oponentes. Quién me lea sabrá de lo que hablo o, mas bien, de lo que escribo. 
 
"En el país de los ciegos, el tuerto es el rey" (Esta frase que hemos utilizado miles de veces, la acuñó Erasmo de Rotterdam nacido hoy hace 556 años)

Y mientras escribía esto se fue a la habitación de al lado Jerry Lee Lewis. Confesseu: esteu movent els peus i us heu despentinat... Petons i abraçades.



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