UNA NIEBLA MUY ESPESA
Una tupida niebla cayó sobre sus ojos impidiéndole ver más allá de sus narices. Era tan densa que casi se podía cortar con un cuchillo. Cogió uno de casa para ver si con ello despejaba la bruma y, con ello, su camino. Daba puntadas a diestro y siniestro sin ningún resultado. La niebla continuaba allí, impenetrable. No obstante podía continuar su camino porque nadie le impedía el paso. Cuando llevaba unos 10 minutos caminando estilete en mano le pareció ver las luces azules inconfundibles de un coche de policía. Lo llevaron a la comisaría de policía fuertemente custodiado. Salió en todas las noticias: "un hombre amenaza con un machete a los peatones que se cruzan en su camino. Se desconocen las causas pero no se descarta el móvil terrorista". De nada le sirvieron al buen nombre las explicaciones de que iba a la clínica a operarse de cataratas.
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