viernes, 10 de mayo de 2024

OPA HOSTIL 


El mercado bullía con actividad esa mañana de viernes. Los puestos lanzaban alaridos intentando captar la atención de los clientes que pasaban apresurados entre las estrechas callejuelas abarrotadas de gente. En uno de esos puestos, Pedro terminaba de preparar su mercancía del día. Tenía la mirada cansada tras otra larga noche sin pegar ojo pero sabía que no podía darse el lujo de un mal día de ventas. Con dos hijos que alimentar en casa, cada céntimo contaba.

De repente, se fijó en una figura que le resultaba familiar acercándose a su puesto. Era Juan, el dueño de la pescadería al final de la calle, el negocio más grande y que llevaba más tiempo establecido en el mercado. Siempre le había caído mal ese tipo, con sus andares de gallo conocedor del corral y tratando al resto de vendedores con cierta prepotencia. Sin embargo, también sabía que era mejor llevarse bien con él si quería seguir haciendo sus ventas allí cada semana.

—Buenos días Pedro - saludó Juan con un gesto de cabeza -. Veo que tienes buena mercancía hoy.

—Sí, la verdad es que este año el mar nos ha tratado bien - respondió Pedro con cautela, a la espera de lo que pudiera querer su visitante.

—Pues me alegro por ti - dijo Juan con una sonrisa que no llegaba a sus ojos -. Verás, me he fijado en ese bonito cargamento de doradas y lubinas que has traído. Mis clientes las pagan muy bien y seguro que podrías sacarles más provecho si me las vendes.

Pedro sabía muy bien lo que eso significaba. Juan se quedaría la mayor tajada del pastel y a él apenas le dejaría lo justo para mantener su puesto abierto otra semana más. Pero no tenía mucho margen de maniobra para negociarse mejores condiciones. Al fin y al cabo, el pez grande siempre se comía al pequeño, por mucho que este gritase y protestase. A veces, lo único que quedaba era dejarse llevar por la corriente y esperar marejadas mejores.

"Es inevitable que a veces nos hagamos daño. Somos tan distintos… Sí -contestó el perro-. Pero cuanto más distintos, más hermoso es el amor.” (Olaf Stapledon, nacido el 10 de mayo de 1886 aprendió a hablar con los animales para que le transmitiesen sus sentimientos)

Y que cumplas muchos más de los 64 de hoy y que encuentres los que estás buscando que ya vas teniendo una edad.

 Encara no he trobat el que estic buscant

En la foscor de la nit, la seva ànima vagava sense rumb, com un vaixell perdut en la immensitat de l'oceà. Havia escalat les muntanyes més altes, recorregut camps infinits, buscant alguna cosa, un significat, una resposta a les preguntes que turmentaven el seu cor. Havia besat llavis dolços, sentit la curació en les seves carícies, però el foc interior seguia cremant sense trobar pau. Havia parlat la llengua dels àngels, fregat la mà del diable, buscant la llum en la foscor, però la veritat se li escapava entre els dits com arena fina. Creia en un regne on tots els colors es fondrien en un, on la lluita donaria pas a l'harmonia, però el camí era llarg i ple d'obstacles. Seguia corrent, incansable, amb la creu de la seva vergonya a l'esquena, buscant alguna cosa que potser no existia, però que donava sentit a la seva vida: el que encara no havia trobat.





 

 

 

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