HUIDA DE MÍ MISMO

Cuando por fin hice la maleta, no pesaba tanto la ropa como las palabras que no te había dicho.
Tú estabas en la cocina, peleándote con la cafetera, tarareando esa canción horrible que a mí me sacaba de quicio y a ti te alegraba las mañanas. Te giraste y me sonreíste con la taza en la mano, como si el mundo fuera un lugar sencillo: agua, café, azúcar y dos personas que se quieren.
—¿Te vas a trabajar ya? —preguntaste.
Asentí. Mentí. Me quedé unos segundos mirando cómo te recogías el pelo, cómo te quedaba grande la camiseta, cómo te brillaban los ojos sin motivo aparente. Todo eso que, durante años, confundí con inmadurez, con ingenuidad, con que “no estabas a mi nivel”.
La verdad era otra: nunca estuve al tuyo.
No fue tu cuerpo, ni tu mente, ni la risa que a veces me avergonzaba en público. Fui yo y esta manía de diseccionar todo, de buscar defectos hasta en la luz del sol. Fui yo, siempre de mal humor, siempre con prisas, siempre con miedo de que alguien me quisiera de verdad.
Dejé las llaves sobre la mesa. Sonó un tintineo mínimo, casi educado, como pidiendo perdón por mí.
Cuando cerré la puerta, supe que no huía de ti.
Huía de la versión de mí que nunca se atrevió a quedarse.
«Cuando un gobierno no puede gobernar, deja de ser legítimo, y quien tiene el poder de derrocarlo tiene también el derecho de hacerlo.» (La frase de Theodor Mommsen que nació el 30 de noviembre de 1817 no ha sido leída por much@s dirigentes actuales)
Pues ya lo veréis en el vídeo, poniéndole marcha a la vida con 70 años que cumple hoy. No sé yo si con ese ritmo cumplirá muchos más, pero bueno, ahí está.
Nit de neons i promeses
Em va agafar de la mà just quan el DJ va cridar alguna cosa inintel·ligible i tots van cridar “Mony Mony” com si fos un conjur. Jo només veia llums trencades al sostre i somriures mig borrats. Ella em va xiuxiuejar a l’orella:
—No et pensis res, això només és ballar.
Però els seus dits em dibuixaven futurs a la pell. Quan van encendre els fluorescents, només quedava fum, suor… i el seu telèfon mal apuntat al meu canell.
