lunes, 21 de noviembre de 2011

La huída (III)



“Ando algo perdida ¿Me puedes ayudar?” 

Ese era el escueto mensaje que Cristina había enviado a los dos únicos contactos que no mostraban su sexo como referencia. El que expusiesen su rostro y no un pene en erección podía ser indicativo de la parte del cuerpo que utilizaban para pensar, se dijo.  No es que renegase del sexo, no;  es que quería el enamoramiento que no había encontrado en su anterior relación. Cristina se había entregado sin condiciones  y  siempre era la última en las preferencias de su amante. No había detalle que le hiciese ver que era alguien especial.  Y como casi siempre ocurre en toda relación desequilibrada,  cuanto con más desaire la trataba, más lo deseaba. En esa espiral de deseo-rechazo, él le propuso un trío con una amiga suya  que estaba dispuesta a entrar en el juego.  Se conocieron y Cristina supo enseguida que la predisposición de la tercera era una estrategia para conquistar a su amante. Un amante que lo que deseaba era satisfacer el sueño de cualquier hombre: tener en exclusiva el espectáculo de dos mujeres en un concierto sexual en el que fuese el director de orquesta.  Cristina accedió por puro sentimiento sin saber cómo evitaría aquél abismo que se abría con su respuesta.

“Ando algo perdida ¿Me puedes ayudar?” 

Juan era intuitivo. Eso y que leía rápido los mensajes le hicieron pararse en dos palabras del mensaje: “perdida” y “ayudar”.  Eso es lo que  le estaban enviando: un grito de auxilio.  No es que hubiese ido allí a hacer de samaritano, pero ejercer como tal podría ser una buena estrategia para colmar sus necesidades de afecto. Sabía que en un lugar como aquél no iba nadie  con la intención de socorrer almas, sino a aliviar cuerpos. Por eso era extraño recibir un correo como aquél, inconsciente o conscientemente espontáneo. Juan tenía facilidad para atraer situaciones complejas en las que se movía como pez en el agua y, si bien renegaba de ellas, en el fondo le gustaba que le pidiesen ayuda.  La fatalidad y el destino le cautivaban. Decidió obrar con prudencia y respondió calculando sus palabras: Juan sabía que una respuesta más o menos ingeniosa tendría su réplica:

“¿Perdida en un lugar como este? Veamos si sé diseñarte el mapa pero para ello contéstame a la pregunta que te haré ¿Qué esperas encontrar por estos parajes donde se anuncian mujeres y hombres comprometidos, que explican sus deseos sexuales e ilustran toda esa información sin fotos o en un escaparate privado?   En esta geografía abundan las cordilleras y los golfos de todo pelaje”

23 comentarios:

  1. En ocasiones buscamos cosas en los lugares dónde no suelen estar, quizás porque dónde deberían, no las hemos podido encontrar. ¿Quién no se ha sentido perdido alguna vez en su vida? por un instante, por un momento,o por una eternidad.

    ResponderEliminar
  2. Cuánta razón tienes CHARO! Cuando nos sentimos perdidos y no encontramos respuesta ni en nuestro pasado ni en el mismo presente que vivimos necesitamos huir hacia adelante. Encontrar nuevas emociones y sentimientos que complementen o llenen los vacios que nos han dejado. Buscamos en los lugares más insólitos. Es la busqueda constante de amar y ser amado. Relaciones recíprocas. El dar y perder siempre agota, anula y destruye como el riesgo que se sufre en el enamoramiento no correspondido.

    ResponderEliminar
  3. No existen lugares inadecuados CHARO Existen personas que no saben lo que quieren. Perdidos estamos todos... yo preguntaría más bien ¿quién no se ha sentido desamparado alguna vez? Ese desamparo que produce la soledad...

    ResponderEliminar
  4. Lo que agota Heidi es empezar siempre de nuevo con algo que sabes de antemano como va a acabar ¿por qué lo sabemos? Está en nuestra naturaleza caduca.

    ResponderEliminar
  5. Ya sabes Fotins lo mucho que me divierte el no estar deacuerdo contigo, pero en está ocasión, reconozco, me lo pones difícil. Todos nos hemos sentido y nos sentiremos, a lo largo y ancho de la vida, perdidos y desamparados. En cierto, en muchos casos no sabemos ni lo que queremos, ni que buscamos. Lo qué si sé es lo que no quiero. Las historias empiezan y acaban, es ley de vida, lo que nos marca es el recuerdo que nos queda en medio. Y no es lo mismo lo que muere de repente, que lo que muere agonizando.

    ResponderEliminar
  6. ¿Y si lo que nos quedase fuera el recuerdo de nuestros recuerdos, CHARO ? A mi me gusta ponerte las cosas difíciles pero haces que parezcan fáciles.

    ResponderEliminar
  7. Qué espera encontrar en un lugar como ese? Alguien que esté tan perdido como ella. Encontrar en alguno de esos correos una respuesta especial, una señal que te diga que es ésa y no otra la persona que esperabas... Hay tanto fondo tras esa pregunta que podría pasar horas enumerando respuestas y al final todas se quedarían en una... cubrir un espacio vació de cariño y lleno de soledad.

    Cada vez estoy más convencida de que esta historia es la historia (en parte) de cada uno de nosotros.

    Un petó

    ResponderEliminar
  8. Es la historia de cada uno de nosotros porque a todos nos salpica la soledad. Y queremos alejarla: nos hace infelices. Un camino de "salvación" es buscar alocadamente no importa dónde, no importa a quién... sin querer comprender que la peor soledad es la que nos invade cuando estamos acompañados... acompañados por otra soledad no buscada, no querida, que también busca no importa quién, cualquier compañia... y asi, tarde o temprano, llega... la frustración... normalmente, por egoismo de los dos protagonistas, ambos quieren lo mismo, sin dar nada a cambio, no importa dónde, no importa quién... ¡la moneda sigue dando vueltas y más vueltas!

    ResponderEliminar
  9. Una historia de soledad Abril , una historia que podría ser la de todos nosotros, seres solitarios e indefensos que buscamos el cobijo de quién primero nos ofrezca una pizca de ¿cariño? ¿amor? ¿sexo? ¡Qué más da si lo que queremos es salir como sea de ahí, de la soledad!

    ResponderEliminar
  10. Si Mtu estamos en un bucle de soledad y frustración. No queremos entender que estamos solos y nuestra máxima felicidad es compartir nuestra soledad con la de los demás... Tal vez, no lo sé, deberíamos romper ese círculo siendo más exigentes con los demás y queriéndonos algo más, pero entonces aparecería el miedo amigo de la soledad... ¿No estamos pensando demasiado en ello?

    ResponderEliminar
  11. Si reconocemos nuestra soledad y la aceptamos tal cual es... si no pretendemos que los demás sean como deseamos que sean... si nos queremos a nosotros mismos un poco más... si... si... si nos dejamos de elucubraciones, miedos, ansiedades y demás y somos de una vez por todas tal como somos... entonces... entonces...

    ResponderEliminar
  12. ...Entonces Mtu y solo entoneces, la vida nos resultaría a todos mucho más fácil...

    ResponderEliminar
  13. Demasiado puntos suspensivos Mtu Demasiados huecos por donde la desesperanza se pueda colar. Demasiados "entonces" sin condiciones...

    ResponderEliminar
  14. La vida CHARO nunca será difícil (y eso que hoy me cojes optimista ;)

    ResponderEliminar
  15. Fotins la vida puede ser cualquier cosa menos sencilla, y eso que a mi también me pillas hoy optimista. Y si no que se lo pregunten a los que se mueren de hambre, a los que padecen enfermedades terminales,a los niños que trabajan 14 horas en las minas, a la familias con hijos con discapacidades o enfermedades graves, etc...etc...etc... Desde que se nace hasta que se muere, es una lucha constante. Si para ti eso es lo fácil, no quiero saber que es lo dificil.

    ResponderEliminar
  16. Perdidos en la jungla de la vida.....

    petons de cap de setmana :)

    ResponderEliminar
  17. Por las situaciones que describes CHARO nosotros debemos ser unos privilegiados ¿no te parece? a los que la vida no se les ha puesto cuesta arriba. En cualquier caso cada cual tiene y siente sus problemas. Es lo único que te dan personalizado.

    ResponderEliminar
  18. Y paradójicamente encontrados en ella Pentagrama ;)

    ResponderEliminar
  19. Pues si Fotins somos seres afortunados, y estúpidos por no saber apreciarlo. Y es que nos gusta quejarnos. Hay que pasar hambre para saber lo que es comer.

    ResponderEliminar
  20. Miedo me da preguntarte por otras escaseces que debemos pasar para saber lo que nos perdemos... :S

    ResponderEliminar
  21. Me encanta!!! ansío leer la 4ª parte.

    La búsqueda del amor lleva a más de uno a buscarlo en lugares dónde menos lo va a encontrar. ¿Quien no se ha equivocado, tropezado y caido en ese camino tantas veces y aun así sigue buscando en él? El vacío y la necesidad de sentirse amado aunque sea por un momento es tan fuerte que nos hace correr aunque sea en sentido contrario a lo que creemos es lo correcto. Pero ¿qué es lo correcto? En momentos así ni uno mismo lo sabe.

    ResponderEliminar
  22. Lo correcto MJ a falta de respuesta coherentes es seguir a tu corazón (y eso que no anda) Nunca te va a engañar.

    ResponderEliminar