Ernest Hemingway decía que el cuento era la fotografía de un instante... Y yo tengo mucho cuento
domingo, 12 de febrero de 2012
Avaricia
- Hace meses que no veo a mi mujer como antes. Ya no es aquella esposa que se arreglaba para sentirse atractiva. Ya no es aquella persona que encandilaba con su sonrisa. No sonríe y, en sus ojos, noto un aire de melancolía. Siente nostalgia de algo, no se, indefinido. Estoy preocupado porque se que la pierdo. Como su mirada que, cuando la busco, siempre la encuentro en aquél punto del vacío donde van a parar todas las miradas perdidas. En la indiferencia.
- Es culpa tuya…
- ¡¡¿Culpa mía?!! –interrumpió a su amigo con cierto enojo sin dejar que acabara la frase- ¡¡ ¿Pero qué dices?!! La sigo queriendo mucho, tu lo sabes, y se lo demuestro a ella todos los días. A todas horas. No hago otra cosa qué estar por ella y pensar en ella… pero siento que no me corresponde. Se va. Y no sé que hacer por evitarlo.
- Es culpa tuya –repitió su amigo- Tu avaricia te pierde. Y acabará por destruir todo lo bello que te rodea.
- ¿Mi avaricia? No te entiendo.
- Verás. Hace años que te conozco, que os conozco. Erais, en cierto modo seguís siendo, una pareja muy atractiva. Envidia de muchos y muchas. No hace falta que te recuerde la de féminas que te “beneficiastes” antes de casarte, como tampoco te creo tan ingenuo para que no sepas la cantidad de suspiros que has recopilado después… El coqueteo es algo innato en ti. Y lo has cultivado siempre…
- Bueno, bueno –volvió a interrumpirle- Pero sabes, igualmente, que nunca le he sido infiel a mi mujer en todos estos años de matrimonio.
- Si, si. Lo se. Y nadie te lo reprocha porque, al igual que no existe ninguna ley que prohíba al Sol, la luna o las estrellas sonreir como quieran o lanzar su luz, tampoco existe una ley que prohíba que tú proyectes tus encantos sobre otras personas. Ese no ha sido el problema. Incluso diría que a tu mujer, le gusta ese filtreo que te llevas porque sabe que la quieres y, como tú me acabas de decir, se lo demuestras a diario. Pero eso no es suficiente. Debes ser más generoso con ella.
- ¡Pero si no le falta de nada! Tiene todo lo que me pide y hasta lo que no me pide…
- No me estoy refiriendo a cosas materiales. Hay algo que desequilibra vuestra relación y es tu avaricia. Tu tacañería.
- Explícame eso porque no te entiendo.
- Eres uno de los mejores arquitectos del país. ¿Te has preguntado por qué construyes esas casas tan sólidas y espectaculares? Si, ya se lo que me vas a decir. Porque es tu trabajo, te gusta y, además, vives de eso. Seguro que no piensas ni por un momento, que construyes casas para que se derrumben o para que no sean admiradas por los demás. Y ahí radica tu éxito. Que lo bueno que haces, lo bueno que tienes pueden compartirlo miles de personas. Como te han compartido a ti en tus conquistas, en tus devaneos amorosos. Si hubieses sido avaricioso con tu trabajo, amigo mío, estarías en la ruina.
- ¡Claro! Ahora me estás diciendo que porque no me gusta que mi mujer filtree con otros hombres, es infeliz. Pues nada, hombre, a follar que son dos días… Además te diré algo. Ella me quiere a mi…
- …y sin embargo la pierdes –acabó la frase su amigo- Tú lo has dicho. Cuesta un montón aceptar lo que te he acabo de explicar, lo se. Ni yo mismo estoy muy convencido de compartir a mi pareja con otros. Forma parte de nuestras costumbres. De una educación de siglos. Pero esa información no es la que está escrita en nuestros genes y esa contradicción es causa de mucha infelicidad…
- ¡Ya y por eso debemos compartir a nuestras mujeres con los demás para ser más felices! –contestó con ironía su amigo- ¡Anda ya!
- Pues si. Eso digo. Y, nosotros, animales racionales, recibimos y damos peor trato del que reciben o dan otros animales que no se divorcian o riñen si dejan a su pareja, pasan la noche fuera o, incluso, tienen otros amantes…
- … ¡bueno! ¡a nosotros no nos tratan tan mal ¿eh?! ¡ jajajajajajajaja!
- jajajajajaja
Y, así, con una sonrisa en los labios continuaron hablando los amigos sobre otras cosas más importantes que del reino animal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
yujuuuuuuuuuuuuuuuu dónde hay que firmar jajajja.
ResponderEliminarUuuuyyyyyssss, menuda mezcla: genética, costumbres, sexo, mundo animal...Nadie está contento... ¿Por qué será? :)
ResponderEliminar¿Para qué CHARO ? ¿En qué estás pensando?
ResponderEliminarPues porque somo unos animales MJ y, además, racionales y el pensar tanto no es bueno para las contradicciones.
ResponderEliminarPues cientificos britanicos para lo que dicen que es malo es para la memoria. O sea que voy a tener que darles un descanso a mis neuronas, que bastante despistada soy como para que me vuelva massss
ResponderEliminarPetons
Será mejor FOTINS que no te diga en qué pensaba y menos aún en quién ;)
ResponderEliminarDefinir el amor es difícil porque el amor no tiene límites y cada uno lo entiende de una forma.
ResponderEliminarCompartir es bonito, pero compartir con muchos ciertas cosas no sé yo.
Besos
Lo que se comparte en este caso María José no es el amor, si no la atración o la pasión y se hace por amor, a mi me parece muy bonito. Pero como tú dices, cada uno tiene sus límites allí dónde se los pone, y entiende el amor a su manera.
ResponderEliminarNo te fíes de los científicos Pentagrama (y mucho menos británicos ya sabes, por aquello de que son descendientes de piratas) tratan de buscar la racionalidad a todo lo que ven sin darle cancha a algo tan irracional como el corazón...
ResponderEliminar¿Para qué y quién es mejor, CHARO ? ;)
ResponderEliminarTienes razón María José el amor no se define, se siente.
ResponderEliminarPues no tengo yo claro si para ti o para mi jajaja<;)))
ResponderEliminar