Escribiendo de nada (I)

-          Hace tiempo que no escribes Fotins.

-          Yo no estaría tan seguro.

-          ¿Qué quieres decir?

-          Que si escribo.

-          Pues dime qué porque desde el 9 de abril, nada de nada…

-          ¿Y qué estoy haciendo ahora? ¿Y mi mensaje del 20 de mayo? Hasta le puse música y todo.

-          Bueno, bueno. Ahora no estás escribiendo de nada… y lo del 20 de mayo no cuenta.

-          ¿Cómo que no cuenta? Si contar una experiencia única no tiene importancia ¿qué la tiene?

-          Pero no es una historia. No tiene mensaje y eso es como escribir sobre nada.

-          Escribir de nada ya es escribir y además transmites.

-          ¿Transmites? Pues ya me dirás qué como no sea el vacío más absoluto.

-          El vacío también se transmite sino ¿cómo se reconocería?

-          No le des la vuelta. El vacío es eso: algo sin contenido.

-      Al hablar de él le estamos dando contenido. Moldeamos su forma y hasta diría que empieza a adquirir sentido ¿te das cuenta?

-          No digas bobadas. El vacío no tiene forma. Es nada. No existe.

-        ¿Y no te parece raro que estemos hablando –y escribiendo- de algo que no existe? Solo por eso la Nada merece nuestra consideración.

-         Si, si todo lo que tu quieras. Puedo admitir que tiene forma pero no contenido.

-          La Nada lo incluye todo, tanto que a veces no deja espacio para más.

-          En eso si que no puedo estar de acuerdo. Siempre habrá lugar para otras cosas.

-          ¿De veras? Dime para qué.

-          Para el Amor, por ejemplo.

-          ¿Y no será al revés?

-          ¿A qué te refieres?

-          Que es la Nada la que le deja espacio al Amor. Primero es la Nada que tratamos de llenar, pero cuando desaparece el Amor ¿qué nos queda? La Nada, el vacío.

-          Es una forma de verlo, como saber qué fue antes si el huevo o la gallina.

-          Sin duda fue la Nada ¿o aún no te has dado cuenta?