domingo, 22 de julio de 2012

El competidor ( y II)



Me ha dejado. Lo veía venir y no he podido hacer nada. De no buscarme nunca cuando estábamos los tres, pasó a querer estar sola con él. Luego, cuando nos encontrábamos, me hablaba maravillas: que si siempre está dispuesto a hacerme el amor,  que si es incansable, que si  tiene un movimiento que me hace temblar de placer, que si se mueve al son que yo le marco, que si nunca se queja. Mi pareja me lo contaba porque sabía que mí me pone que me cuenten esas cosas. Lo habíamos hecho muchas veces, unas eran verdad  otras producto de la fantasía, pero siempre acabábamos follando como posesos. Ahora era diferente: nunca follábamos y la única poseída de algún encanto malévolo era ella. Por eso  llegó un momento en que dejó de decírmelo y comprendí que habíamos llegado al final.  Le pedí explicaciones y no intentó justificarse. Me dijo que quería concentrar todas sus energías en él, que se lo exigía. Le contesté, entre el despecho y la necesidad de encontrarle un defecto a su amante que aliviase mi pena, que fuese con cuidado con el síndrome del túnel carpiano. Es lo que tiene utilizar un consolador aún con vibración.     

2 comentarios:

  1. Sensual foto y buena descripcón en la narración...me gustó Angel:)
    BsoZul

    ResponderEliminar
  2. Ja ja, sí és que lo sabía!! Pero genial! He dudado hasta la última frase. Bueno, te cuento un secreto? Un consolador puede llenar pero el contacto y roce de la piel, el aroma, unas palabras en el momento adecuado, ... que ponga la piel de gallina y te haga vibrar y subir al cielo, no lo supera ni el mejor consolador o robot vibrador! Así que como ya dije en la parte I, quizás llegue el aburrimiento y te vuelva a buscar?! ;) ji ji! Me encanta. He dudado hasta el final cuál sería.

    ResponderEliminar