EL FINAL DE LAS GUERRAS
Cuando salía de la adolescencia a los 17 años escribí un guion para una película que se titulaba “El final de las guerras”. La trama estaba implícita en el título: un héroe anónimo luchaba por acabar con las guerras en el mundo. El argumento era tan simple como ingenuo quién lo escribió. El protagonista era un limpiabotas, oficio hoy en desuso, extrañamente ilustrado y bien parecido por aquello de que había que poner una chica guapa para que se enamorasen. El limpiador de cueros pensaba acabar con las guerras con ayuda venida desde el cielo, no divina que en aquella época andaba yo sembrado de dudas existenciales, sino que el apoyo era de seres extraterrestres, por supuesto, mucho más demócratas, liberales y avanzados que nosotros. Como no la veréis puedo contaros el final: las guerras se acaban porque los ejércitos del mundo dejaban las armas negándose a utilizarlas. Recuerdo que los versos de Bertolt Brecht suplían la falta de mensaje de algunas escenas que rodamos, dándole un aire solemne. Aunque estaba rodada en el metraje amateur de la época, Super8, nos quedó muy aparente y hasta la pusieron en la Filmoteca en un certamen que celebraban anualmente dedicado al cine aficionado y Super8. Hoy día un final así es impensable: todo el mundo sabe que los extraterrestres no existen.
Aunque el señor del vídeo le canta al año 1973, él nació en 1974 y, además, un 22 de febrero.
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