jueves, 20 de abril de 2023

LA EXPLOSIÓN DE LA ESTUPIDEZ

 

Era una noche estrellada y tranquila en la ciudad de Nueva York. Miles de personas salían de sus casas y oficinas para disfrutar del fin de semana. Nadie se esperaba lo que iba a suceder.

En lo alto de un rascacielos, el millonario excéntrico John Smith se preparaba para su último capricho. Había reunido 3.000 millones de dólares en billetes de cien y los había metido en un enorme globo aerostático. Su plan era soltar el globo y hacerlo explotar con un detonador a distancia, creando una lluvia de dinero sobre la ciudad.

- ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? - le preguntó su asistente personal, que le miraba con incredulidad.

- Por supuesto - respondió Smith con una sonrisa maliciosa -. Será el espectáculo más grande de la historia. Imagina la cara de la gente cuando vea caer el dinero del cielo. Será divertidísimo.

- Pero es una locura - insistió el asistente -. Estás tirando a la basura 3.000 millones de dólares. Podrías usarlos para algo bueno, como ayudar a los pobres o a la ciencia.

- Bah, eso es aburrido - dijo Smith -. Yo prefiero gastar mi dinero como me da la gana. Además, no es tirarlo a la basura, es regalarlo al pueblo. ¿No dicen que el dinero no da la felicidad? Pues vamos a comprobarlo.

Dicho esto, Smith pulsó el botón del detonador y observó cómo el globo se elevaba por el aire. Cuando alcanzó una altura suficiente, lo hizo estallar con un estruendo.

De repente, el cielo se llenó de billetes que caían como copos de nieve. La gente que estaba en la calle se quedó boquiabierta al ver el espectáculo. Algunos se pusieron a gritar de alegría y a correr para recoger el dinero. Otros se quedaron paralizados por la sorpresa o el miedo. Algunos incluso pensaron que era el fin del mundo.

El caos se apoderó de la ciudad. Se produjeron atascos, accidentes, peleas y robos. La policía y los bomberos tuvieron que intervenir para restablecer el orden. Los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia y pronto todo el mundo supo quién era el responsable.

Smith contemplaba la escena desde su rascacielos con una carcajada. Se sentía satisfecho de haber creado tal revuelo. No le importaba lo que pensaran los demás de él. Solo quería divertirse y demostrar su poder.

- ¿Qué te parece? - le preguntó a su asistente, que seguía sin salir de su asombro.

- Me parece una barbaridad - respondió él -. Has causado un desastre y has desperdiciado una fortuna.

- No seas aguafiestas - le reprochó Smith -. Esto es arte. El arte más caro del mundo.

"Tantos siglos de civilización y no aprendimos a abrazarnos" (José -con acento en la "é"-Narosky, cumple hoy 93 años. No llega a un siglo y él si que aprendió a abrazar)

Y esta fue una de las canciones más escuchadas en abril de 1963: ... y seguro que más de un@ la seguirá. La cantaba la pequeña Little Peggy March. Bueno, hoy no tan pequeña. Hi ha coses que són immorals perquè hi ha personatges milionaris en immoralitats. Elon Musk -per si no havia quedat clar- és un d'ells.


 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario