MALABARISMO CREATIVO

Cuando entré en la habitación brillantemente iluminada, sentí que me invadía una ola de emoción mezclada con nerviosismo. Esto era todo, el momento que había estado esperando toda mi vida. El momento que determinaría mi futuro.

Estaba a punto de someterme a pruebas genéticas y neuroimágenes, un proceso que revelaría las actividades para las que era más adecuado. Con esta información, podría dedicar mi tiempo y energía a convertirme en la mejor versión de mí mismo.

Mientras me sentaba en la silla, el técnico colocó un auricular en mi cabeza y un dispositivo en mi brazo. Cerré los ojos y respiré hondo, lista para que comenzara el proceso.

Minutos más tarde, el técnico se quitó el auricular y el dispositivo y me entregó una hoja de papel. "Felicitaciones", dijo con una sonrisa. "Estás perfectamente preparado para la escritura creativa".

Mi corazón se llenó de alegría y alivio. Siempre me había gustado escribir, pero no estaba seguro de si era una opción profesional viable. Ahora sabía que podía perseguir mi pasión sin miedo al fracaso.

Salí de la habitación y caminé por el pasillo, pasando a otros que acababan de pasar por el mismo proceso. Algunos parecían felices y confiados, mientras que otros parecían inseguros y perdidos. Pero todos estábamos en camino de alcanzar nuestro potencial, gracias a las maravillas de la tecnología moderna.

Con el paso de los años, me convertí en un escritor exitoso, publicando varios éxitos de ventas y recibiendo elogios por mi trabajo. Nunca tuve que esforzarme para encontrar mi vocación ni preocuparme por perder el tiempo en actividades que no me convenían.

Y, sin embargo, algo me molestaba en el fondo de mi mente. Por mucho que me encantara escribir, no pude evitar preguntarme en qué más podría haber sido bueno. ¿Qué otras pasiones y talentos yacen latentes dentro de mí, sin descubrir ni explotar?

Expresé mis preocupaciones a mi amigo, un colega escritor que se había sometido al mismo proceso de prueba. "Pero, ¿por qué preocuparse por lo que podría haber sido?" ella preguntó. "Estamos haciendo lo que amamos, y lo estamos haciendo bien. ¿No es eso suficiente?"

Pero no fue suficiente para mí. No podía quitarme la sensación de que me faltaba algo, de que había más en la vida que solo perseguir una pasión.

Mientras caminaba a casa ese día, perdido en mis pensamientos, vi a un grupo de personas reunidas alrededor de un artista callejero. Estaba haciendo malabares con cuchillos, una hazaña peligrosa e impresionante que dejó a la multitud jadeando y aplaudiendo.

Y de repente, me golpeó. Siempre me habían fascinado los malabares y lo había intentado varias veces cuando era niño, pero me di por vencido rápidamente cuando no sobresalí de inmediato.

Pero, ¿y si hubiera seguido practicando? ¿Qué hubiera pasado si hubiera trabajado duro para desarrollar mis habilidades, aunque no fuera algo natural para mí?

Sentí una oleada de emoción y determinación. Quería aprender a hacer malabares, desafiarme a mí mismo y explorar un nuevo interés. Y no necesitaba pruebas genéticas o neuroimágenes para decirme eso.

Así como la tecnología nos había permitido perseguir nuestras pasiones con facilidad, también había limitado nuestro sentido de curiosidad y exploración. Dependía de nosotros, como individuos, ir más allá de nuestras zonas de confort y descubrir nuevos talentos e intereses.

Y así, con un nuevo sentido de propósito, me uní a la multitud y comencé a practicar mis habilidades de malabarismo, listo para embarcarme en un nuevo viaje de autodescubrimiento.

“Toda nuestra vida la empleamos en ocuparnos de los demás; una mitad para amarlos y la otra mitad para hablar mal de ellos“ (Joseph Joubert, justo celebramos hoy su 269 cumpleaños, al menos la mitad de la población mundial. La otra mitad no lo quiere ver ni en pintura)

Y que cumplas muchos más de los 77 de hoy. Seguiré tu consejo y no dejaré a nadie así. La dejaré de la otra manera.  I tu en quina part de la vida et trobes: en la d'estimar o en la de fer malabarismes?