DESPUÉS DE LA TORMENTA
La lluvia cesa poco a poco, remitiendo a un suave lloviznar. Las calles se ven inundadas, los charcos se juntan entre las molduras de los adoquines. Las nubes grises empiezan a partir, dejando entrever lazos de luz que se filtran entre sus fisuras.
Salgo a la terraza. Inspiro hondo, disfrutando del olor a tierra mojada y vegetación revitalizada. Me siento reconfortado, como si un gran peso hubiera sido levantado de mis hombros. La tormenta había azotado mi vida durante mucho tiempo, nublando mi espíritu con dudas y temores.
Pero ahora, la calma llega. Las grietas en mi techo ya no dejan entrar el agua, los muebles han sido sacados y el barro removido. Lentamente, el sol asoma tímidamente, calentando mi rostro. La vida empieza a brotar de nuevo en los rincones de mi jardín.
Sonrío, lleno de una renovada sensación de esperanza y posibilidades. La tormenta ha pasado, dejando tras de sí una lección y un recordatorio: la vida continúa, más fuerte que antes. Las tormentas son pasajeras, el cambio es constante. Lo que importa es avanzar, un paso a la vez, aprovechando cada rayo de luz.
La lluvia ha terminado. Me dispongo a continuar mi camino.
"El amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero" (Ramón Gómez de la Serna, nacido el 3 de julio de 1888 e inventor de las llamadas "greguerías" o metáforas insólitas. Vivió y murió en el exilio ¡vaya usted a saber porqué!)
Y que cumplas muchos más de los 63 de hoy y, es verdad, todavía no son suficientes: quedan unos cuantos... o no. Ja han passat les tronades i llampecs? No us preocupeu: desprès ve la calma dels cementiris ¡Es broma!
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