domingo, 2 de julio de 2023

LA ESPERA INTERMINABLE

 


Miré el reloj de la estación por enésima vez. Las agujas se movían con una cruel lentitud, burlándose de mi impaciencia. Hacía horas que el tren que traería a mi amada debía haber llegado, pero de él no había rastro.

Con cada minuto que pasaba, mi corazón se hundía en la más profunda desesperanza. ¿Le habría ocurrido algo durante el viaje? ¿Se habría arrepentido de venir a reunirse conmigo? Cada posibilidad era más dolorosa que la anterior.

De pronto, una muchedumbre invadió el andén. El tren había llegado al fin. Busqué desesperadamente su rostro entre la multitud, necesitaba verla, estrecharla entre mis brazos, asegurarme de que estaba bien.

Pero ella no estaba allí. En medio del tumulto vi cómo una desconocida encontraba a un viejo amor y se fundían en un beso apasionado, ajenos a mi pena. Comprendí entonces, con el corazón destrozado, que mi amada no había venido. Que me había dejado plantado, esperando en vano por un amor que no llegaría.

Me quedé solo en la estación vacía, las pisadas de los últimos viajeros resonando a lo lejos. Ella no estaba allí. Se había ido, tal vez para siempre, dejándome con nada más que el sabor amargo de lo que pudo ser, los restos de un sueño roto en el paraíso perdido de lo que fue y ya no será. Se había ido, y mi corazón se había ido con ella.

“El cielo está en todas partes, incluso en la oscuridad bajo la piel. Me alimento de cielo, evacuo cielo. Soy una trampa en la trampa, un habitante habitado, un brazo abrazado, una pregunta en respuesta a una pregunta” (Wislawa Szymborska, nacida el 2 de julio de 1923 para que le diesen el premio Nobel de Literatura en 1996. Demasiado tiempo tardaron en dárselo a tanta ternura escrita)

Y que cumplas muchos más de los 70 de hoy. Era lógico que al final aparecieseis alguno de vosotros cantando. I tú de què t'alimentes? Bona nit de primer diumenge de juliol.



 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario