domingo, 30 de julio de 2023

 EL JARDÍN DE LAS APARIENCIAS


En un reino de sombras y susurros, donde los ríos fluían con plata líquida y las montañas eran de cristal, existía un jardín de inigualable belleza y encanto. Este jardín, conocido como el Jardín de las Apariencias, estaba colmado de flores que cambiaban de color con el ánimo del viento y árboles cuyos frutos podían adoptar la forma de los más exquisitos manjares.

En medio de este jardín vivía un joven, Alastair, cuya belleza rivalizaba con la del propio jardín. Pero Alastair, deslumbrado por las apariencias del jardín, se había vuelto un esclavo de las cosas superficiales, satisfecho con los frutos engañosos y los colores cambiantes de las flores.

Un día, una anciana, cuya piel estaba arrugada como un pergamino antiguo y cuyos ojos brillaban con la sabiduría de los siglos, visitó el jardín. Alastair, acostumbrado a la belleza superficial, la despreció en un principio. Pero la anciana, con una sonrisa que parecía la luna en un cielo estrellado, le dijo:

"Hijo mío, este jardín es un espejismo, una ilusión. Lo que ves no es real, solo es un reflejo engañoso de la realidad. Debes renunciar a estas apariencias para encontrar la verdad".

Alastair se rió ante sus palabras, pues para él, la belleza del jardín era lo único que importaba. Pero la anciana, con una paciencia que solo puede tener la eternidad, le respondió:

"La belleza es como una mariposa. Si la persigues, siempre estará fuera de tu alcance. Pero si te sientas en silencio, puede que venga a posarse sobre ti".

Alastair, intrigado por las palabras de la anciana, decidió seguir su consejo. Renunció a los frutos engañosos y a las flores de colores cambiantes, y se sentó en silencio en el jardín. Y con el tiempo, comenzó a ver la verdadera belleza del jardín.

Las flores, aunque no cambiaban de color, eran bellas en su simplicidad. Los frutos, aunque no adoptaban la forma de manjares exquisitos, eran dulces y nutritivos. Y Alastair, liberado de las cadenas de las apariencias, encontró una felicidad y paz que nunca había conocido.

Las cosas no son siempre lo que parecen: en el engañoso jardín de la vida, debemos aprender a renunciar a las apariencias y buscar la verdad que se esconde detrás de ellas. Solo entonces podremos encontrar la verdadera belleza y la verdadera felicidad.

Alastair, liberado finalmente de las cadenas de las apariencias, se convirtió en el guardián del jardín, compartiendo la sabiduría que la anciana le había impartido a todos los que visitaban el Jardín de las Apariencias. Y así, el jardín se convirtió en un lugar de verdad, y no solo de belleza.

"El tirano oprime a sus esclavos y éstos no se vuelven contra él, sino que aplastan a los que tienen debajo" (Emily Brontë, nacida el 30 de julio de 1818 en la cumbre de su carrera tuvo que convertirse en hombre para publicar una obra maestra de la literatura de todos los tiempos: “Cumbres borrascosas”)

Y que cumplas muchos más de los 65 de hoy, justo la edad de jubilación si llevas más de 38 años y medio cotizados... Que casualitat que a Emile Brönte li dediquessin una cançó d'algú que va néixer en el seu mateix dia però 140 anys més tard!


 

 

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