ERRORES
En mi próxima reencarnación, he decidido, me sumergiré en el arte del error. ¿Pero qué es un error, uno podría preguntar? ¿Es acaso un desvío torpe de la senda de la perfección, o es, más bien, una invitación a explorar un terreno desconocido?
Como un viajero que, al errar su camino, descubre paisajes inéditos, me dispongo a peregrinar por el errático laberinto de la equivocación. Los errores, al fin y al cabo, son como las estrellas que cruzan la noche, deslumbrantes y fugaces, que desaparecen en el instante en que intentamos asirlos, pero que nos dejan maravillados por su brillo efímero.
Imagino mi futura vida como un lienzo en blanco, y los errores como los trazos audaces de un pintor apasionado, que no busca la precisión del realismo, sino la vibrante belleza del impresionismo. Un trazo mal colocado, una pincelada demasiado gruesa, una sombra mal delineada, todo eso contribuirá a la obra final, una sinfonía de errores que, juntos, dan forma a algo único, impredecible, magníficamente imperfecto.
Me veo a mí mismo, en este futuro hipotético, como un alfarero que moldea el barro de la vida, no con la intención de crear un jarrón perfectamente simétrico, sino de dar forma a una pieza única, con sus curvas irregulares y su superficie rugosa, que cuenta una historia de experimentación y descubrimiento.
En esta vida que ya se desvanece, he caminado por la senda de la prudencia, donde cada paso estaba calculado, cada decisión tomada con meticulosa precaución. En mi próxima vida, sin embargo, me aventuraré por los caminos menos transitados, los senderos sinuosos y escarpados, donde se agazapan los errores y las sorpresas.
Y si acaso tropiezo y caigo, me levantaré, no con vergüenza, sino con una sonrisa irónica. Porque cada caída será una lección, y cada error, un paso hacia el descubrimiento de algo nuevo, algo inesperado, algo maravillosamente imperfecto.
Y si el destino es, como Borges sugirió alguna vez, un laberinto de puertas, entonces, en mi próxima vida, no temeré a abrir las equivocadas. Porque cada puerta equivocada, cada desvío inesperado, cada camino mal elegido, es una oportunidad para encontrar algo que nadie más ha visto, para aprender algo que nadie más ha aprendido. Y eso, al fin y al cabo, es la verdadera aventura de la vida.
Así, en mi próxima vida, me propongo cometer más errores. Porque un error es simplemente una oportunidad disfrazada, un regalo envuelto en papel de periódico. Y yo, en mi próxima vida, seré ese niño curioso, dispuesto a rasgar el envoltorio para ver qué maravillas se ocultan en su interior.
“He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola” (Jorge Luis Borges, nacido el 24 de agosto de 1899. Pondría todas las frases que salieron de su boca y de su pluma, pero l@s demás también deben tener espacio)
Y que descanses en paz después de la "marcha" que tuviste con los Rolling Stones hasta los 80 años. I avui, per a finalitzar, una llatinada: errare humanum est.
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