domingo, 1 de octubre de 2023

…Y AHORA LES VAMOS A DAR MIEDO NOSOTR@S A ELL@S

Barcelona, domingo 1 de octubre de 2017. A las puertas de un colegio electoral en Sarrià-Sant Gervasi.

-¿Me quiere decir usted dónde va? –preguntó el número de la guardia civil a un hombre que se aprestaba a entrar en el Casal d’Avis de la calle Brusi.

-¿Yo? ¡Pues dentro! ¡A votar! –respondió el interpelado.

-Es mi deber informarle que si usted entra en el edificio y deposita una papeleta en la urna, tendré que detenerle.

-¿A mí? ¿Por qué? ¡Si solo voy a introducir una papeleta, de papel y nada peligrosa, en un receptáculo transparente!

-Pues porque el acto que se está celebrando en el interior, por mucho que sea con papeletas y urnas inofensivas, es ilegal. Y si usted coopera en un acto ilegal, yo lo detengo. Es la Ley.

-¡Venga hombre! ¿Desde cuándo es ilegal expresar una opinión? Mire usted que a lo mejor voto que “No” –sonrió el futuro encarcelado.

-A mí me da igual lo que usted ponga en el papelito. Mire ¿ve aquél furgón de la policía? –señaló a una camioneta aparcada a escasos 20 metros de donde se encontraban- Pues está lleno de gente que ha venido a votar y a pesar de mi advertencia, lo ha hecho. Ya llevo tres llenas esta mañana. Y sólo son las 10.

-¡Vaya! Ya veo, ya –dijo pensativo el interrogado- Pero verá lo que pasará: voy a entrar, depositaré mi papeleta en la urna, saldré y usted no me detendrá. Es más soltará a tod@s l@s que están detenid@s en el furgón.

-Jajajajaja… ¡Yo lo detengo! Como que me llamo Mariano que le pongo entre rejas.

-¿Puedo hacerle una pregunta?

-Hágala, hágala. Tiene usted un último deseo antes de ser “ajusticiado” –dijo el guardia civil riéndose de su propia gracia.

-¿Tiene usted padre y madre?

-Sí señor. Vivitos los dos… aunque algo mayores ya.

-¿Y cobrarán pensión, verdad?

-¡Pues si señor! Mi padre la jubilación y mi madre la de invalidez. Tuvo que dejar de trabajar por la artrosis, ya sabe. Se apañan bien con lo que cobran.

-¿Y viven en Catalunya?

-Claro que viven aquí. En l’Hospitalet del Llobregat. Oiga ¿a qué viene tanta pregunta? ¿Qué coño tienen que ver mis padres con el que usted vote y yo lo meta en la cárcel una temporada? –se impacientó el número.

- Mucho. Se lo explico. Como usted, soy de l@s afortunad@s que trabaja, cotiza por el máximo y paga sus impuestos religiosamente. La única diferencia entre usted y yo, es que trabajo en el sector privado y usted en el público es decir, creo riqueza y usted no. Si me detiene y voy a la cárcel perderé mi trabajo. Consecuentemente no cotizaré a la seguridad social y eso repercute directamente en las pensiones que cobran su padre y su madre. Tampoco pagaré mis impuestos por lo que su sueldo de funcionario se verá afectado y probablemente su estado no le podrá pagar. Además, en vez de crear riqueza seré un gasto: el estado tendrá que mantenerme dándome alojamiento, comida, vestido y entretenimiento sin yo aportar un euro. Como yo estoy convencido se encuentran el 80% de las personas de ese furgón y las que se ha llevado ya. Sin embargo –continuó diciendo- si me deja votar y no voy a la cárcel, sus padres continuarán cobrando la pensión y usted seguirá trabajando y, a lo mejor sus superiores, hasta le dejan detener delincuentes de verdad. Y eso salga si o no ¿qué le parece?.

-Venga, le acompaño.

-¿A la furgoneta?

-No. A la urna. No vaya a ser que se me arrepienta por el camino.

 "No ens rendirem, no abandonarem, no renunciarem mentre els arguments siguin la violència, la imposició, la por, la violació de drets fonamentals" (Carles Puigdemont, Molt Honorable President a l'exili)

Ya no cumplirá más años pero nos dejó una canción para todos.  L'escrit d'avui és de l'1 d'octubre de 2017, just després d'anar a votar "SI" en el referèndum d'independència. Després va venir la frustració i, més endavant, la decepció. Però benvolguts i benvolgudes, encara em/ens queda Catalunya.



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