¿TE PUEDES ENAMORAR EN UNA NOCHE?
El otro día me encontré con una buena amiga que me contó algo increíble: se podía enamorar en una sola noche de pasión. Sin embargo, su problema era mantener ese enamoramiento al día siguiente. Comenzó a relatarme cómo hizo este descubrimiento. Resulta que hace unos días, aburrida de la televisión, decidió ir al videoclub más cercano a casa en busca de una película que la transportara a un mundo de fantasías reales. Mientras miraba el catálogo, un hombre mayor, pero con una apariencia juvenil, quedó prendado de ella. Su mirada fija en su cabeza la obligó a levantar la vista, y su sonrisa coqueta mantuvo su silencioso encuentro por un largo tiempo.
Ella no quiso bajar la vista, ya que desde hace mucho tiempo no sentía esa sensación de mariposas en el estómago. El hombre se acercó lentamente, mientras ella intentaba pensar en respuestas inteligentes a las preguntas hipotéticas que surgían en su cabeza. Cuando escuchó su voz, todo su ímpetu desapareció. Sus mejillas se ruborizaron y se sintió totalmente expuesta. Sin embargo, él no recurrió a los típicos clichés, como preguntar qué película iba a alquilar o quién era su director favorito. Ni siquiera le preguntó su nombre. Simplemente le dijo que conocía una pequeña bodega en la calle de al lado con excelentes vinos.
Mi amiga estaba segura de su conquista y le gustaba que él jugara con esa seguridad. No hablaban de cosas personales que podrían quitarle magia al momento. Antes de dar el primer sorbo de vino, se besaron apasionadamente, como dos adolescentes, sin inhibiciones. Continuaron así hasta que salieron de la mano hacia su casa. Él le susurraba pequeños piropos y sus miradas se comunicaban en un lenguaje etéreo muy similar al amor. En su casa, ella se sintió cómoda, como si fuera un encuentro cotidiano. Fue allí donde exploró su cuerpo con sus manos y su lengua saboreó su piel.
Él, consciente de su edad y sus limitaciones, sabía controlar sus energías. Mi amiga admiraba a esos amantes tántricos que jugaban con los tiempos, alternando la rapidez y la lentitud con movimientos profundos y sutiles. Se abandonaron al placer del anonimato, sumergiéndose en la novedad del descubrimiento y fantaseando con la idea de que fuera eterno. Por eso, ella decidió no quedarse a dormir ahí ni dejarle su número de teléfono. Solo sabía que se llamaba Eduardo, aunque bien podría haberse llamado Juan, José o Manuel. Se quedó con el recuerdo de una noche sensual, de libertad, de sexo sin compromiso, sin promesas ni decepciones, y lo utilizará como escudo cuando la tristeza de su última ruptura amenace con visitarla.
(Enero de 2007)
“La edad no protege contra el amor. Pero el amor, hasta cierto punto, protege contra la edad” (Sidonie-Gabrielle Colette, más conocida como Colette, nació el 28 de enero de 1873 nos dejó esta frase para decirnos que, por mucho que vivamos, podremos ser atacad@s por el amor aunque siempre nos quedará el consuelo de que ese ataque nos conservará jóvenes)
Y que cumplas muchos más de los 64 de hoy pero como le sigas dando a la bebida te vas a quedar sin hígado y sin "baby".
Baby, torna
Una altra vegada vaig arribar borratxo a casa en la matinada. No deguí haver-te cridat, ho sento. Podries tornar? Tot està malament sense tu. Ha sonat tant el telèfon però tu no no hi ets aquí. Desitjaria retrocedir el temps i no fer-te mal, carinyo si us plau torna.
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