domingo, 25 de febrero de 2024

EL POLÍTICO DESENMASCARILLADO


La bruma matutina se deslizaba entre los edificios, difuminando los contornos de la ciudad en una neblina grisácea que parecía presagiar la sombra que se cernía sobre los pasillos del poder. En ese entorno de opulencia disfrazada, donde los titulares de la prensa competían por la atención del público, se movía como un fantasma Edelmiro, el prodigioso ascensor social que, en un abrir y cerrar de ojos, pasó de ser un simple chófer a un consejero en una de las empresas ferroviarias más influyentes del país.

Su figura impresionante y su mirada astuta ocultaban un pasado turbio, una historia de oscuros acuerdos y oportunidades aprovechadas en los momentos más críticos. Durante los días más aciagos de la pandemia del COVID-19, cuando el miedo se apoderaba de las calles y la incertidumbre se colaba en los corazones de todos, Edelmiro emergió como un comerciante de esperanza, un intermediario entre la necesidad y el poder.

En los salones de la élite, donde se fraguaban los destinos de la nación, él se movía con la gracia de un felino entre sus presas. Los susurros de los conspiradores y las risas cínicas de los poderosos eran su música de fondo, el compás perfecto para sus maquinaciones. Y así, con cada acuerdo firmado y cada soborno oculto bajo la alfombra, su fortuna creció como una hiedra voraz que se enroscaba en los pilares del poder.

Pero la sombra que había proyectado sobre la ciudad comenzaba a desvanecerse, desgarrada por la luz de la verdad. Aquel hombre, el mismo que se había elevado por encima de todos, ahora se encontraba al borde del abismo, enfrentando la justicia que había evitado durante tanto tiempo.

En una sala austera, iluminada por la fría luz de la mañana, se reunían los protagonistas de esta trama siniestra. Edelmiro, con su porte sereno pero los ojos llenos de ansiedad, se enfrentaba a los rostros implacables de la ley. A su lado, un abogado astuto y sin escrúpulos, que intentaba desentrañar el enredo de mentiras tejido a su alrededor.

"Señor Edelmiro", comenzó el fiscal con voz firme, "nos encontramos aquí para esclarecer los hechos relacionados con sus actividades durante la pandemia. ¿Puede explicar cómo un simple asesor logró acumular tal cantidad de riqueza en tan poco tiempo?"

Edelmiro permaneció en silencio por un momento, sopesando sus palabras con cuidado antes de responder. "Mi ascenso fue fruto de mi diligencia y mi habilidad para identificar oportunidades donde otros solo veían caos", dijo con voz calmada pero llena de determinación. "No cometí ningún delito, solo aproveché las circunstancias en mi beneficio y en el de la empresa que representaba".

El fiscal frunció el ceño, desconfiado ante la respuesta evasiva de Edelmiro. "¿Y qué hay de las acusaciones de corrupción y malversación de fondos? ¿Cree que puede escapar de la justicia con mentiras y manipulaciones?"

El abogado de Edelmiro intervino, levantando una ceja con arrogancia. "Mi cliente es inocente hasta que se demuestre lo contrario", dijo con voz suave pero cargada de autoridad. "Y pueden estar seguros de que defenderemos su inocencia con uñas y dientes".

La sala quedó sumida en un silencio tenso, roto solo por el chirrido de una silla al ser movida bruscamente. En ese momento, Edelmiro comprendió que su destino estaba sellado, que la maraña de engaños que había tejido a su alrededor finalmente se deshacía como un castillo de naipes golpeado por el viento.

Mientras los engranajes de la justicia se ponían en marcha, arrastrando consigo los secretos y las mentiras de aquellos que se creían intocables, Edelmiro se encontraba solo en su lucha por la supervivencia. En el tumulto de acusaciones y recriminaciones, en el clamor de la opinión pública sedienta de justicia, se perdía la esencia misma de su alma, ahogada por la vorágine de la corrupción y la avaricia desenfrenada.

Y así, en medio de la tormenta que amenazaba con engullirlo por completo, Edelmiro se aferraba a la última brizna de esperanza, sabiendo que su destino estaba sellado pero negándose a aceptarlo hasta el último aliento. Porque, en el juego perverso del poder y la ambición, incluso los más astutos pueden convertirse en víctimas de su propia codicia, condenados a vagar por los oscuros callejones del olvido, donde la verdad se convierte en un eco lejano y la justicia es solo una ilusión fugaz.

"La historia es una galería de cuadros donde hay pocos originales y muchos copiados." (Benedetto Croce, nacido el 25 de febrero de 1866 y, aunque no la conociese, odiaba las fotocopiadoras)

Hoy hubiese cumplido 81 años pero se quedó, muy a pesar de la música, en 58. Desde el más acá le diría que nadie le ha superado: ni a él, ni a ninguno de sus compañeros que lo acompañaron para darnos los mejores años de la historia de la música. 


Dona'm amor

Pedro era un jove tímid que se sentia només. Mai havia conegut l'amor i es preguntava si algun dia trobaria a algú. Cada dia sortia a passejar pel parc amb l'esperança de creuar-se amb una noia que li agradés, però sempre tornava a casa decebut.

Una tarda, mentre observava a les parelles que poblaven el lloc, va veure al lluny a una noia de cabellera castanya que li va resultar extremadament bella. La seva mirada transmetia dolçor i calidesa. Pedro va reunir tot el seu valor per a acostar-se.

—Hola, em dic Pedro. Com et dius? —va dir amb timidesa.

Ella va somriure.

—Soc María. Encantada de conèixer-te.

Van xerrar durant hores. Per a sorpresa de Pedro, tenien molt en comú. En acomiadar-se, María li va fer un petó en la galta.

Pedro va tornar a la seva casa surant en un núvol. Per fi, havia trobat l'amor que tant havia anhelat

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