DOS MUNDOS EN UN MISMO BALCÓN
El sol de la mañana se colaba por las rendijas de las persianas, iluminando el rostro de Tomás, quien permanecía inmóvil en su sillón favorito. La televisión vomitaba un mar de noticias negativas: guerras, crisis económicas, desastres naturales. Tomás suspiraba, resignado a la realidad del mundo.
En la cocina, Ana preparaba el desayuno con una energía inusual. Su sonrisa era radiante, contrastando con la atmósfera sombría del apartamento. Un aroma a café recién hecho flotaba en el aire.
"¿Vas a salir?", preguntó Tomás, sin apartar la vista del televisor.
"Sí, hay una manifestación por la paz", respondió Ana con entusiasmo. "Creo que es importante hacer algo, no podemos quedarnos de brazos cruzados."
Tomás frunció el ceño. "¿De qué sirve? El mundo está podrido, no hay nada que podamos hacer."
Ana se acercó al balcón, donde una pancarta colorida ondeaba con la brisa. "No estoy de acuerdo", dijo con firmeza. "Si todos nos unimos y luchamos por un cambio, podemos lograr algo. No voy a rendirme sin intentarlo."
Tomás la miró en silencio, observando la determinación en sus ojos. Su actitud le resultaba admirable, pero también ingenua. El mundo era un lugar cruel, y las buenas intenciones rara vez prosperaban.
Sin embargo, algo en el optimismo de Ana lo conmovió. Tal vez, solo tal vez, ella tenía razón. Tal vez no era demasiado tarde para cambiar las cosas.
Tomás se levantó del sillón y se acercó al balcón. La luz del sol le daba en la cara, y por un momento, se sintió esperanzado. Tomó la pancarta de manos de Ana y la miró con detenimiento. Las palabras "Paz" y "Justicia" brillaban bajo el sol matutino.
"Está bien", dijo Tomás con voz firme. "Iré contigo."
Ana sonrió radiante. "Sabía que lo harías."
Juntos, salieron del apartamento y se unieron a la multitud que marchaba por las calles. Tomás observaba las pancartas, los rostros llenos de esperanza, las voces que coreaban por un futuro mejor. Y por primera vez en mucho tiempo, se sintió parte de algo importante.
Tal vez, solo tal vez, el mundo no estaba condenado después de todo.
"La razón de la alegría del otro no siempre es la misma que la mía." (Urmuz, nacido el 17 de marzo de 1883 para ser juez, por eso tenían un sarcasmo de lo más exquisito)
Y que cumplas muchos más de los 51 de hoy y se cumplan todos los sueños que tengas sin romperse.
Somnis trencats
La melodia flueix com un riu de cristall, embolicant l'habitació en una aura de melancolia. Marta, amb la mirada perduda en l'horitzó, recorda aquells somnis de joventut, ales que es van trencar en xocar amb la realitat.
Les notes es transformen en ones que colpegen el seu cor, portant amb si el sabor amarg de les promeses incomplertes. Un vel de nostàlgia ennuvola els seus ulls mentre observa el vol dels ocells, símbol d'una llibertat que ella ja no posseeix.
La cançó acaba, deixant un buit ressonant en l'aire. Marta s'aixeca, amb la mirada encara trista però amb una espurna de determinació en els seus ulls. És hora de recollir els trossos dels seus somnis i construir altres nous, més forts i resilients.
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