EL SASTRE 2.0: UN CUENTO DE LA ERA DIGITAL
En la era de las redes sociales, donde la imagen lo es todo y la verdad se diluye en un mar de filtros, un nuevo emperador reinaba. Apodado "El Influencer", este monarca ostentaba un séquito de aduladores que celebraban cada uno de sus extravagantes atuendos.
Un día, dos timadores, expertos en el arte del marketing viral, se presentaron ante el emperador. Prometieron confeccionarle un traje único, tejido con la más fina fibra de "hype" y adornado con los hashtags más trending. El traje, aseguraban, sería invisible para los "haters" y solo apreciable por los "influencers" de alto calibre.
El Influencer, cegado por su vanidad y ávido de likes, no dudó en contratarlos. A diario, se encerraba en sus aposentos para contemplar el avance de la obra, fingiendo admirar los colores inexistentes y la textura intangible del traje. Los cortesanos, temerosos de ser tildados de "outdated", coreaban alabanzas al atuendo invisible.
Llegó el día de la gran presentación. El Influencer, desnudo bajo su capa de ostentación digital, desfiló ante la multitud. Los flashes de las cámaras creaban un aura de irrealidad, mientras los "influencers" aplaudían y vitoreaban con fervor.
De pronto, un niño, ajeno a las reglas del juego, gritó: "¡El emperador está desnudo!". Un murmullo recorrió la multitud, seguido por un silencio sepulcral. La verdad, como un tsunami de hashtags irónicos, inundó las redes sociales.
El Influencer, enrojecido de furia y vergüenza, huyó del escenario. Los timadores, convertidos en estrellas fugaces del meme-verso, desaparecieron con las ganancias.
En el reino digital, donde la realidad se tambalea bajo el peso de la imagen, la fábula del traje invisible se reinventa. Un recordatorio de que la verdad, aunque disfrazada de sarcasmo, siempre encuentra la forma de desnudar la vanidad.
(Hoy hace 189 años se publicó el primer cuadernillo de cuentos de Hans Christian Andersen. Vaya mi pequeño homenaje)
"El mundo nunca sabrá la verdadera razón de por qué hice lo que hice" (Jack Ruby, nacido el 25 de marzo de 1911 para matar a Lee Harvey Oswald y no sabemos porqué)
Y que cumplas muchos más de los 84 de hoy. De corazón, de uno de tus fans más fervorosos ¡Créetelo! porque no son solo palabras, palabras.
No crec
El vent murmurava entre les fulles seques, una melodia melancòlica que es compassava amb el batec del seu cor. "Non credere", cantava Mina en la ràdio, i ella s'aferrava a la lletra com a un salvavides. No, no podia creure en les promeses buides, en les paraules que se les emportava el vent.
Les ones trencaven contra la costa amb un rugit que semblava un sanglot. Es va asseure en la sorra, amb els peus descalços fregant l'escuma freda, i va tancar els ulls. "Non credere", repetia la veu de Mina, un mantra que l'omplia d'una estranya pau.
Es va aixecar i va caminar per la platja, deixant que la brisa salada assequés les seves llàgrimes. No, no creuria en les mentides, en els somnis trencats. A partir d'ara, només creuria en el so de la mar, en la força del vent, en la bellesa de la vida que s'obria davant ella.
Y como no podía ser de otra manera "2 bonus track" para la "Tigresa de Cremona" y que aprendan las nuevas generaciones lo que es cantar con pasión. Ah! No, no era de Mónica Naranjo.
Ni esta de Luz Casal...
... y paro porque no acabaría...
No hay comentarios:
Publicar un comentario