miércoles, 15 de mayo de 2024

LAS HISTORIAS DEL AGUA

 

En las fuentes Celestines de Vichy, el murmullo del agua tejía secretos. Ana, con su libreta en mano, capturaba susurros entre las burbujas. Un anciano se le acercó, su mirada perdida en recuerdos. "El agua", dijo, "guarda historias". Ana sonrió, escribiendo fervientemente. Al día siguiente, el anciano no estaba. En su lugar, una pluma flotaba en la fuente. Ana supo entonces que cada persona que bebía o tocaba el agua, dejaba una historia. Y ella, la escritora invisible de Vichy, se convirtió en la guardiana de un millar de vidas encapsuladas en cada gota.


Y aquí estoy yo llenándome de historias.

Del corazón de los volcanes; de ahí viene el agua de Vichy. Por eso tiene el poder de calmar las irritaciones y ayuda a apaciguar y aliviar los daños incluso en la piel sensible.

Con 87 años que hubiese cumplido hoy -se quedó en 83- no lo imagino dando golpes con un martillo aunque lo tuviese.


Si tingués un martell

Si tingués un martell, clavaria claus d'amor a les parets del meu cor. Construiria una llar amb fonaments de somnis i murs de tendresa.

Cada clau seria un record d'un moment feliç, un petó robat, una mirada còmplice. I amb cada cop del martell, el meu cor es tornaria més fort, més resistent a les tempestes de la vida.

Però no tinc un martell. Només tinc un cor ple de forats, on abans hi havia claus d'amor. I ara, només puc mirar les parets buides i somiar amb el que podria haver estat.

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