SIGO DESCANSANDO EN BUENA COMPAÑÍA
En el corazón de Lovaina, donde el tiempo parece detenerse y el bullicio de la ciudad se desvanece, se encuentra el Groot Begijnhof, un remanso de paz que susurra historias del pasado. Caminar por sus calles empedradas es como adentrarse en una página en blanco, donde el silencio es el lienzo y cada paso, una pincelada de historia.
Las antiguas casas de ladrillo, con sus tejados a dos aguas y ventanas que miran curiosas, se alinean como letras en una oración, narrando siglos de soledad compartida. Los jardines ocultos, repletos de flores silvestres y hierbas aromáticas, son párrafos verdes que invitan a la reflexión.
Aquí, el silencio no es ausencia, sino presencia; es el eco de las beguinas que una vez habitaron estos hogares, mujeres devotas que encontraron en la quietud una forma de vida. El Groot Begijnhof de Lovaina respira un silencio que habla, que cuenta historias de fe y de independencia, de comunidad y de serenidad.
Al caer la tarde, cuando la luz dorada se filtra a través de las ramas de los árboles centenarios, el silencio se vuelve aún más palpable. Las sombras alargadas escriben versos en el suelo, y el único sonido que se atreve a romper la calma es el murmullo del río Dijle, un susurro constante que acompaña al visitante en su paseo literario.
El Groot Begijnhof de Lovaina es más que un lugar; es una narrativa viviente, un cuento que se cuenta a sí mismo en el idioma universal del silencio, invitando a todo aquel que lo visite a dejar atrás el ruido del mundo y escuchar las historias que las piedras están ansiosas por contar.
“Un hombre puede ser tan tonto por la falta de sensibilidad como por la falta de sentido.” (Anna Jameson, nacida el 17 de mayo de 1794 fue una escritora muy lista a pesar de haber contraído matrimonio)
Y que cumplas muchos más de los 50 de hoy aunque la gente te seguirá causando vergüenza, como a much@s de nosotr@s
Quina vergonya
En el silenci trencat només pel dringar de les campanes, la mirada d'ella es perdia en l'horitzó, buscant un signe del seu retorn. La guerra l'havia arrencat del seu costat, deixant-la en un buit immens. Cada nit, sota la llum tènue de la lluna, la seva veu s'elevava en un lament, una cançó de reprotxe que es perdia en la brisa: "Vergonya hauries de sentir!".
El ressò de les seves paraules reverberava en la foscor, un eco punxent del dolor i la ràbia que consumien el seu cor. Però enmig de la seva pena, una flama d'esperança s'encenia tènue. Sabia que un dia ell tornaria, que els seus camins es tornarien a trobar, i llavors, només llavors, el silenci seria reemplaçat pel cant de la victòria, per la melodia del retrobament.
Bueno ya vey q tambe esteu, del lac cap de semana, fotos antártica sembla un Bon lloc per descansa, yo esti de guardia familiar atenem al qestan hungos
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