PAN Y CIRCO: LAS TRIBULACIONES DE ER Y PSOE PARA INVESTIR A ILLA
¿Sabes esa sensación cuando estás atrapado entre la espada y la pared? Pues, bienvenidos a mi vida. Soy Marta, miembro de ER, el partido que, aparentemente, se ha especializado en meterse en embrollos imposibles. Y aquí estoy, tratando de encontrar la forma de venderles a nuestros votantes la idea de hacer presidente a un tipo del PSOE que, no hace tanto, quería ver a nuestros dirigentes tras las rejas, se mostraba partidario de aplicar el 155 en Catalunya y se manifestaba con la ultraderecha más rancia. Sí, un encanto de persona al que alguien de nuestro partido ha llamado falta de personalidad, ultracatólico, falso y ultranacionalista espanyol.
Hace unos años, cuando decidimos gobernar juntos, fue un desastre total. Promesas aquí, promesas allá, y nada cumplido. Perdimos votantes a montones, y el daño fue tan profundo que aún lo estamos pagando. Pero bueno, el show debe continuar, ¿no? Ahora resulta que necesitamos los votos de esos mismos traidores para que su candidato sea presidente de la Generalitat. Ah, y aquí viene lo mejor: si no lo hacemos, 700 de nuestros cargos directivos, entre ellos algunos de nuestros queridos dirigentes y yo la primera, se van al paro. ¡Vaya dilema!
Así que aquí estamos, simulando una negociación como si fuese la final de un campeonato de ajedrez. Todo es teatro, puro espectáculo. "Por el bien del pueblo", dicen nuestros líderes con cara de póker, cuando todos sabemos que lo que realmente les preocupa es que esos 700 no pierdan sus jugosos sueldos. Porque, admitámoslo, en política todo se reduce a los números, y esos 700 representan mucho más que simples cifras en una hoja de Excel.
Me toca a mí, la pobre Marta, salir a la palestra y convencer a nuestros votantes de que esta es la mejor opción. Que, de alguna manera, unir fuerzas con el PSOE nuevamente es lo que Catalunya necesita. Y, lo mejor de todo, hacerlo sin que se note demasiado que todo esto es una farsa monumental. Ironía pura y dura.
Mientras escribo esto, me pregunto en qué momento perdimos el rumbo. ¿Cuándo fue que pasamos de ser un partido que luchaba por los derechos de todos y de la identidad nacional a uno que solo se preocupa por mantener a flote a esos 700 directivos? No me malinterpreten, no quiero que nadie pierda su trabajo, pero ¿y los otros 8 millones de ciudadanos? ¿Es que acaso su bienestar es menos importante?
Las reuniones en el partido son casi cómicas. Cada vez que alguien menciona la palabra "principios", parece que todos en la sala se ponen nerviosos. Porque, claro, hablar de principios cuando estás negociando con el diablo es como tratar de vender helados en el Polo Norte: simplemente no encaja.
Y aquí estoy yo, cocinando este discurso como si fuera una receta mágica que de alguna manera logrará que todo el mundo lo trague sin chistar. Pero la verdad es que, cuanto más tiempo paso en este juego, más me doy cuenta de que la política es, en el mejor de los casos, un mal necesario y, en el peor, un circo donde los ciudadanos son los espectadores que aplauden sin darse cuenta de que los están engañando.
Es irónico, ¿verdad? Nos pasamos la vida diciendo que queremos lo mejor para todos, pero al final del día, lo que realmente cuenta son esos 700. Porque, en el fondo, para nuestros dirigentes, los ciudadanos de verdad no son los 8 millones que llenan las calles, sino esos pocos que llenan las oficinas.
Y así sigo, con mi discurso bajo el brazo, listo para salir al escenario y representar mi papel en esta tragicomedia. Porque alguien tiene que hacerlo, ¿no? Porque, en algún lugar entre las promesas vacías y las negociaciones sucias, aún quiero creer que es posible hacer las cosas bien. Aunque, cada día, esa creencia se sienta más y más como una ilusión.
Gracias por escucharme. Y no olvidéis votar, porque, bueno, es lo que se hace, ¿no?
Hasta la próxima, mis queridos espectadores del circo.
«En el mundo actual, solo el altruismo tiene la capacidad de detener las guerras» (Dominique Lapierre, nacido el 30 de julio de 1931 y que aún tiene la capacidad de escribir frases que nos hagan concebir esperanzas en el ser humano)
Y que cumplas muchos más de los 27 de hoy y no sé si el corazón te lo va a romper otra vez, pero la camiseta te aseguro que si.
El cor trencat
Ja no volia estimar més. Massa patiment havia sofert. Però el seu somriure el podia tot. A poc a poc, la gelosia deixava pas a la confiança. Es refiaven l'un en l'altre. Però, si es tornava a trencar el cor, resistiria? O acabaria obrint-se de nou a l'amor, malgrat el risc de sortir malparat? Es decidí a donar-li una nova oportunitat, malgrat el terror a tornar a caure. A vegades cal arriscar-se per trobar la felicitat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario