domingo, 28 de julio de 2024

 PAN Y CIRCO: RORO, LA COCINILLAS Y OTRAS COSAS


¡Hola a todos! Soy RoRo, aunque seguro ya lo sabéis, porque si no me conocéis, ¿vivís debajo de una piedra o qué? No es por nada, pero mis recetas tienen más visitas que los vídeos de gatitos, y eso es mucho decir. Empecé subiendo cómo hacer una tortilla de patatas perfecta y, ¡bam!, de repente tenía más seguidores que gente hay en mi barrio.

La cosa es que siempre me ha gustado cocinar. Es como mi zen, mi lugar feliz. Pero, claro, parece que en este mundo lo que cuenta no es que hagas la mejor tortilla de patatas, sino que la hagas con un top ajustado y guiñándole un ojo a la cámara. Porque, admitámoslo, a nadie le interesa cómo se pela una patata, pero si lo haces mientras te retocas el pintalabios, ¡eso sí que es oro!

Y, hablando de oro, aquí es donde entra Pablo. Mi chico, mi amor, mi "manager" (aunque eso lo digo entre comillas gigantes). Empezamos juntos este viaje en TikTok, y ahora la gente no solo sigue mis recetas, sino que quieren saber cada detalle de nuestra relación. ¿Cuándo nos vamos a casar? ¿Habrá bebés influencers en el futuro? Como si nuestra vida fuese un reality show y no solo un par de jóvenes intentando sobrevivir.

No me malinterpretéis, Pablo es genial. Pero su cara bonita y su sonrisa de anuncio de pasta dental venden más que mis habilidades culinarias. Y, bueno, ahí está el truco del almendruco: en este circo de redes sociales, lo que importa no es qué haces, sino cómo luces mientras lo haces.

Al principio, era divertido. Las marcas me mandaban productos y yo los promocionaba en mis vídeos. "¡Hola chicos! Hoy vamos a probar esta nueva batidora súper chula, ¡no os la podéis perder!" Pero con el tiempo, todo empezó a sentirse vacío. ¿Cuántas batidoras necesita una persona? Y, lo peor, ¿por qué a nadie parece importarle que lo que más me apasiona sea la cocina, no la maldita batidora?

Lo peor es cuando me di cuenta de que, para la mayoría de la gente, mi valor se mide en likes y seguidores. Si un vídeo no tiene suficientes visitas, es como si me fallara a mí misma. Y eso, amigos, es una carga que ni la mejor tortilla de patatas puede aliviar.

A veces me pregunto en qué nos hemos convertido. Nos pasamos el día pegados al móvil, obsesionados con la vida de otros, olvidando nuestros propios problemas. Es como si montáramos estos espectáculos circenses para distraernos de lo que realmente importa. Y sí, estoy muy consciente de que soy parte de ese circo. Soy la trapecista con el delantal, la que hace piruetas en la cocina mientras la gente aplaude desde la comodidad de su sofá.

Pero, ¿y si dejáramos de aplaudir y empezáramos a pensar? ¿Y si usáramos esta plataforma para algo más que promocionar productos que realmente no necesitamos?

La fama es una bestia hambrienta. Te consume y te hace olvidar quién eres realmente. A veces me miro en el espejo y no reconozco a la chica que solo quería compartir su amor por la cocina. Ahora soy RoRo, la chica de las recetas, la novia de Pablo, la influencer que todos adoran, pero que nadie realmente conoce.

Es irónico, ¿no? Cuanto más famosa me vuelvo, más superficial parece todo. Además me doy cuenta de que la gente prefiere la imagen a la sustancia. Y en medio de todo esto, los problemas reales del mundo siguen ahí, ignorados, mientras nos distraemos con nuestras pantallas y nuestro pequeño circo personal.

Así que aquí estoy, cocinando y cuestionando. Porque alguien tiene que hacerlo, ¿no? Porque en algún lugar entre la fama y la superficialidad, todavía existe la chica que solo quiere compartir su pasión por la cocina y quizás, solo quizás, hacer que la gente piense un poquito más.

Gracias por escucharme, y no olvidéis darle like y suscribiros, porque, bueno, es lo que se hace, ¿no?

Hasta la próxima, mis queridos espectadores del circo.

«Donde la moral se funda en la teología y el derecho en la institución divina, se pueden justificar y fundamentar las cosas más inmorales, injustas e ímprobas» (Ludwig Feuerbach, nacido el 28 de julio de 1804 no hace falta decir que era un ateo convencido y un crítico furibundo y bien fundamentado de la religión)

Y que cumplas muchos más de los 59 de hoy y reto a tod@s l@s de mi generación -y posteriores- que levanten la mano a l@s que no hayan tarareado y bailado (a la vez, si no no tiene gracia) la canción del vídeo. 

País tropical

El sol abrasador acariciava la pell colrada d'en Pau mentre caminava pels carrers plens de vida. L'aroma de fruites exòtiques i cafè acabat de torrar omplia l'aire. De sobte, una melodia familiar va captivar els seus sentits. Va seguir el so fins a una plaça on una banda tocava amb passió. Els instruments ballaven al ritme d'una cançó que parlava d'amor i felicitat en un país tropical. En Pau va tancar els ulls, deixant-se endur per la música. En aquell moment, va entendre que havia trobat la seva llar, un paradís on la vida es vivia intensament, sempre al compàs d'una dolça samba.


 

 

2 comentarios:

  1. Bona nit ya se cansará y sea repentina dejaremos q pasin 10 anys ya veurem, y si arriba a mes de 50, yaaya, cada q es cuidi ell

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  2. Aquesta noia no arribarà a fi d'any. La gent necessitem anar canviant i treure nous "ídols". Deu anys son molts

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