AMOR EXPRESS
—¿Nombre?
—Lucas.
—¿Trabajo?
—Algo de finanzas.
—¿Hobbies?
—Jugar al pádel y ver vídeos en TikTok.
—¡Dios mío, qué coincidencia! Yo también— responde Sandra con los ojos brillando, como si el destino le hubiese puesto delante al amor de su vida y no a un tipo con camisa planchada de última hora y un reloj que grita 'me lo compré después del divorcio'.
Llevamos cinco minutos y ya siento la química en el aire. En el minuto seis nos tomamos de la mano, en el siete nos seguimos mutuamente en Instagram y en el nueve ya tenemos una hipoteca firmada. Para el minuto diez, la conversación empieza a torcerse.
—No entiendo por qué subes tantas stories de comida.
—¿Perdón?
—Digo que es raro, ¿no? Fotografiar cada plato. Como si la gente de verdad estuviera interesada en lo que comes.
—Bueno, a mí me gusta…
—Ya, pero piensa en la imagen que das.
En el minuto once me doy cuenta de que Lucas tiene cara de ser de los que discuten sobre la temperatura del aire acondicionado en verano. En el doce me doy cuenta de que me recuerda a mi tercer exmarido. En el trece ya tenemos hijos. Un niño y una niña. Les llamamos Hugo y Martina, pero en el catorce discutimos porque él quería llamarlos Alfonso y Cayetana.
Minuto quince. Me manda un enlace de un artículo sobre la importancia de los límites en la pareja. Minuto dieciséis. Llego a casa y descubro que mi cepillo de dientes ha desaparecido. Minuto diecisiete. Hay una conversación pasivo-agresiva sobre la distribución del lavavajillas.
Minuto veinte. La relación está en crisis. Buscamos terapia de pareja. Minuto veintidós. Nos recomiendan que nos demos un tiempo. Minuto veinticinco. Me aparece un anuncio en Instagram de un abogado especializado en divorcios express.
Minuto treinta. Firma de papeles. Hugo y Martina (que nunca existieron, pero han sido parte de la disputa) se quedan conmigo. Lucas se lleva la PlayStation.
Me levanto de la mesa. Miro el reloj. Aún tengo tiempo para otra ronda.
—¿Nombre?
—Rubén.
—¿Trabajo?
—Algo de marketing.
—¿Hobbies?
—Ver TikToks y jugar al pádel.
—¡Dios mío, qué coincidencia! Yo también.
Empieza la cuenta atrás.
Este mes ya llevo siete divorcios y aún me quedan dos semanas. Si optimizo bien mi agenda, creo que puedo llegar al décimo antes de fin de mes. El amor nunca había sido tan eficiente.
«La primera condición para la paz es la voluntad de lograrla» (Juan Luis Vives del 6 de marzo de 1492 es decir, el mismo año del descubrimiento oficial de América; habría que explicarles a much@s que armárse –con “r”- cada vez más no sugiere una voluntad para lograr la paz)
Y que cumplas muchos más de los 37 de hoy bien liberada de compromisos, pero libérate poquito a poco porque hoy día a much@s les gusta tik tok y jugar al pádel.
Alliberament
Va caminar fins al penya-segat, el vent jugant amb el seu vestit com si li xiuxiuegés secrets. Les ones rugien a sota, impacients. Ell estava allà, darrere seu, mirant-la amb ulls que havien estat presons.
—No pots marxar —va dir, amb la veu tallada per la desesperació.
Ella va somriure, no a ell, sinó a la llum que naixia en el seu interior.
—Ja ho he fet.
I aleshores va saltar. No cap a l’abisme, sinó cap a la llibertat. Amb cada pas endavant, es desempallegava de cadenes invisibles.
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