CAMISETA CON EFECTO INVERNADERO

 

¿Será la camiseta la que me dé calor?, pensé mientras el sol me freía como croqueta olvidada en la sartén. La camiseta, blanca de fondo y con un sol sonriente tamaño “hola soy tu sauna portátil”, empezó a pegarse a mí como ex amante borracho en fiesta de pueblo.

El sol, ese de la camiseta, no ayudaba. Me miraba con su cara boba y feliz, como diciendo “te lo advertí, guapo”. Y yo, empapado, con la espalda haciendo charcos, me planteaba denunciar por combustión inducida.

—¿Tú sabes lo que es el algodón transpirable? —le susurré al cuello de la camiseta, mientras me escurría.

No respondió, claro. Pero me pareció que el solecito guiñaba un ojo. O igual era una gota de sudor derritiendo la tinta.

Desde entonces, solo la uso en invierno. Y aún así, sudo. 

«El pueblo no debe ser conducido como un rebaño, sino instruido como un ciudadano» (Françesc Pi y Margall que tal día como hoy pero de 1873 dimitió como presidente de la República española, cargo que le duró 5 semanas. No le ayudó el ser catalán –único catalán que ha ocupado dicho cargo en la historia- ser profundamente republicano y, sobre todo, antimonárquico cuestión esta última que le costó el exilio) 

Y que cumplas muchos más de los 63 de hoy tocando la batería y esperando que nunca llegue ese último beso. 

 L'últim petó

No vam sentir l’impacte, només el xoc d’un crit que va quedar penjat entre els arbres. La ràdio encara sonava, com si no sabés que ja no hi érem. Et vaig buscar amb les mans trèmules, el rostre encès de sang i esperança.

—No t’adormis, amor, ja vénen —et vaig mentir.

Tu vas somriure, petita, com qui sap que la veritat és massa freda per a una nit com aquella. I vas tancar els ulls amb la dolçor d’un adéu sense retrets.

Des d’aleshores, condueixo sol. Sempre cap al passat.