jueves, 7 de agosto de 2025

ZONA DE RIESGO BIOLÓGICO

 

En la oficina nueva pusieron cafetera con leche de avena, jornada híbrida y, lo más revolucionario, una “sala de autocuidado integral”. Vamos, un cuarto para hacerse una manola en paz o echar un polvo entre reunión y reunión.

La llamaban el Z-spot. Con Z de zumbado, claro.

Marc, el de datos, reservaba tres veces al día. Decía que lo necesitaba para “desbloquear el Excel”. Julia, de marketing, entraba con una esterilla y salía con las medias torcidas. A nadie le sorprendía. El de recursos humanos redactó una política interna que decía: “Prohibido follar sin consentimiento firmado y copia al comité de ética”. Muy siglo XXI todo.

Al principio fue un éxito. Un éxito sudado.

Hasta que el sistema petó. Resulta que el becario metió un servidor en la sala porque decía que allí “corría mejor el ventilador”. El servidor se recalentó y se llevó por delante medio trimestre de informes.

El CEO, que todavía creía que “flexibilidad” era dejarse la corbata en casa, entendió por fin que abrir un cuarto para el goce laboral tiene consecuencias.

Y que el sexo en la oficina es muy estimulante… hasta que te cuesta la nómina.

 «El ateísmo no es negar a Dios, sino comprender que no hace falta.» (Gustavo Bueno, traspasado a la habitación de al lado el 7 de agosto de 2016. Ignoro si encontró la información que buscaba)

 Y que cumplas muchos más de los  67 de hoy aunque ya estés un poco sordo de los decibelios que le has metido a tu vida.

Dies llançats a les urpes del vent

He tornat a mirar enrere.
No ho volia, ho juro.

Però aquella foto, groguenca com una promesa trencada, ha caigut del llibre com si volgués recordar-me que abans reia.

I vaig riure, sí.
Però també vaig fugir.

La por em va empènyer disfressada de valentia: més lluny, més ràpid, més soroll. I mentre el món rodava, jo acumulava quilòmetres i excuses.

Ara tot calla. I sé, amb la cruesa d’un vers d’hivern,
que només es perd allò que no es viu.

 

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