ESPAÑOLES, FRANCO HA VUELTO
Lo escuché mientras fregaba un plato heredado de mi madre, con una oreja en la espuma y la otra en el telediario.
—Españoles, Franco ha vuelto…
Casi se me escurre el plato. Lo sujeté a tiempo, más por instinto que por patriotismo. Subí el volumen con el dorso de la mano jabonosa. En pantalla, un presentador con traje entallado y alma flexible sonreía como quien anuncia rebajas.
—Vuelve el orden, vuelve la autoridad, vuelve el orgullo nacional —decía—. ¿Lo estábamos echando de menos?
Detrás, un rótulo: “EL REGRESO DEL CAUDILLO (ESPIRITUAL)”. Paréntesis incluido. Claro, que no cunda el pánico: solo espiritual, como el agua bendita, pero con más efectos secundarios.
Cambió la imagen: tertuliano uno, tertuliano dos, tertuliano tres. Todos hombres, todos muy tranquilos, todos muy convencidos de que “la democracia madura necesita un poquito de mano dura”. El público en el plató reía cuando tocaba, asentía cuando tocaba, aplaudía cuando tocaba. Coreografía perfecta. Dictadura 2.0: ahora con like y patrocinador.
Miré el móvil. Grupo familiar.
—¿Habéis visto lo de Franco? —preguntó mi sobrina—. El abuelo está muy nervioso.
El abuelo. El mismo que todavía baja la voz cuando dice “fusilaron a tu tío”. El que apaga la tele cuando oye la palabra “alzamiento”. El que guarda recortes de periódico como otros guardan estampitas.
Escribí “luego hablamos”, pero no pulsé enviar. Volví a mirar la pantalla.
Ahora entrevistaban a un político joven, barba cuidada, bandera en la solapa, mirada de vendedor de seguros ideológicos.
—No se asusten —decía—. No queremos volver al pasado, solo rescatar los valores de entonces. Orden, respeto, familia. Nada de qué preocuparse, salvo para los que tengan algo que ocultar.
Pensé en quiénes tenían “algo que ocultar”: mujeres, rojos, maricones, sindicalistas, gente con criterio, cualquiera que llevara un libro en la mochila que no fuera de autoayuda. Vamos, media España.
Cambié de canal. Otro programa, otro decorado, mismo mensaje. Nostalgia de blanco y negro pero en 4K. Franco trending topic, versión meme, versión discurso, versión chiste. Lo estaban devolviendo al salón, pero envuelto para regalo.
Apagué la tele. La cocina se quedó en silencio, con el goteo del grifo marcando el compás del desastre. Me miré las manos arrugadas de jabón, como si fueran las de otro. Recordé a mi madre susurrando “no lo nombres” y a mi padre diciendo “esto no se repite”. Qué optimistas.
Respiré hondo, se me escapó una risa seca, de esas que no saben si son tos o renuncia.
Entonces lo entendí: Franco no había vuelto, es que nunca se había ido.
«La juventud tiene esa hermosa posibilidad de hacer lo que los viejos no supimos hacer.» (Esta frase la dijo el que fue fundador de la empresa Bimbo, Lorenzo Servitje, nacido el 20 de noviembre de 1918. Por lo que parece, la juventud de hoy día va a repetir los mismos errores que cometieron nuestr@s padres, abuel@s, bisabuel@s, tatarabuel@s y un largo etcétera que identifique la parentela de los humanos)
Y en el vídeo el poeta Rafael Alberti y Paco Ibañez, que hoy cumple 91 años y a quién le deseamos que cumpla muchos más. No tenían muy buena relación con el dictador del que hoy se cumplen 50 años de su traspaso a la habitación de al lado. Personajes como Alberti y Paco Ibañez lo pusieron "a galopar"... o al menos lo intentaron.
Enterrar-los a la mar
Aquella nit la plaça feia olor de por antiga.
Un home prim, amb la guitarra gastada, va començar a cantar:
—A galopar, a galopar…
Al fons, els escuts lluïen com ulls de tauró.
Jo tenia quinze anys i cap heroisme, només la ràbia tremolant a la gola.
Quan el crit «fins enterrar-los a la mar!» va esclatar, vaig entendre-ho: no cantàvem contra ells, cantàvem per recordar-nos que encara érem vius.
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