sábado, 24 de septiembre de 2011

El Robot (II)



El presidente de “Robobo Tecnic, S.A.” hizo una pausa que advertía a su oyente de la importancia de lo que iba a explicar.

-          Los trabajadores empezaron a enfermar… bueno, a transformarse
-          ¿Quiere decir que se volvieron como zombies o algo así?  -preguntó el mandamás de “Personal Solutions, S.A.”- Mire que aquí tenemos un índice de absentismo algo elevado y…
-          No, no. No fue exactamente una transformación en muertos vivientes o una enfermedad. Verá, en aquella situación de conflicto laboral que vivía nuestra empresa, el personal dejó de controlar nuestros autómatas, de cuidarlos. Incluso hubo intentos de sabotaje impidiéndose el paso del personal de seguridad donde estaba el corazón que hacía funcionar las máquinas. Se encerraron allí durante días, semanas hasta que un día, de repente, cesó el conflicto y los trabajadores abandonaron su encierro. El Sr. García García los dirigía hacia sus puestos de trabajo. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vimos que, sin apenas pronunciar palabra, se ponían a trabajar y no abandonaban el puesto en todo su turno. Bueno, excepto para comerse el bocadillo o ir al servicio puntualmente. Los mismos trabajadores pidieron incrementar su jornada de trabajo una hora más al día para recuperar el tiempo perdido con la huelga ¡Y sin coste para la empresa! Desde entonces todo ha funcionado con una precisión increíble y se ha reducido el absentismo…
-          ¿Pero cómo ocurrió ese prodigio?
-          Si, a nosotros también nos sorprendió esa mutación y le preguntamos al que había sido su cabecilla, el Sr. García, qué es lo que les había hecho cambiar de opinión. Me contestó de una manera algo extraña: me dijo que habían entendido que debían cuidar las máquinas. Como comprenderá, aunque la situación había girado radicalmente a nuestro favor, no salíamos de nuestro asombro y decidimos comprobar que aquél fenómeno era real. Primero vigilamos que la producción se elaborase correctamente y fuese la adecuada. Luego que la situación laboral era estable. Cuando corroboramos estos dos parámetros fuimos más allá para averiguar qué había ocurrido para que los trabajadores tuviesen aquél cambio de actitud. Decidimos que debían pasar una revisión médica exhaustiva y el resultado fue sorprendente, su tono físico era excelente, incluso mejor que cuando iniciaron el encierro. No contentos con eso, les realizamos un examen mental con un  resultado igualmente satisfactorio, incluso todas las familias de los trabajadores confirmaron que el comportamiento en casa había mejorado desde que habían vuelto del encierro. Eran más atentos, cariñosos y detallistas. No obstante –la expresión del presidente de “Robobo Tecnic, S.A. se volvió seria- hay algo en común en todos los que estuvieron en el aislamiento con los robots: nadie quiere hablar de qué pasó allí.
-          ¿Cómo en el síndrome de Estocolmo?
-          Algo más que eso. La conclusión final de nuestros psicólogos  fue que se había producido una especie de intercambio entre las máquinas y los trabajadores haciendo que estos que adquiriesen la forma de actuar de aquellas… y los autómatas las de los trabajadores. Algo parecido a una simbiosis, ya sé que es biológicamente imposible, pero esas fueron las impresiones de los profesionales y nosotros no se lo íbamos a discutir –y dirigiéndose al presidente de “Personal Solutions, S.A. con una sonrisa- máxime cuando se solucionó el conflicto y se incrementó nuestra producción totalmente gratis, que es de lo que se trata ¿no?
-          Por supuesto –confirmó devolviéndole la sonrisa- Ese argumento me ha convencido definitivamente. Entonces ¿para cuándo me hace llegar las máquinas?
-          Haremos algo mejor que no hará falta realizar engorrosos traslados de maquinaria, ni costosos despidos de personal –y dirigiendo la mirada a un impertérrito García García dijo- Él dirigirá la formación de sus trabajadores enseñándoles la, digamos, técnica que aprendió en el encierro con las máquinas. Verá que al finalizar el proceso sus hombres serán un poco robots y sus máquinas un poco más humanas.

Llegaron rápidamente a un acuerdo económico. Los argumentos del presidente de “Robobo Tecnic, S.A.” en cuanto a aumentar la producción, minimizando los costes de personal y, sobre todo, sin complicaciones laborales, lo habían convencido. El que sus trabajadores se convirtieran en autómatas  no le suponía un problema de conciencia, a fin de cuentas ya lo eran en cierto modo: se levantaban, acudían a su trabajo, se enfadaban con sus compañeros de trabajo, recibían la bronca de sus jefes, volvían a casa para reencontrarse con sus problemas diarios, se quedaban dormidos delante del televisor, engañaban a sus mujeres o a sus maridos, hacían el amor, soñaban y vuelta a empezar de nuevo. Ya eran esclavos de su rutina, por tanto ¿qué importaba perder esa supuesta libertad si todos eran un poco más felices aunque esa felicidad fuese artificial?  

6 comentarios:

  1. Pues... que todavía me queda la incógnita, oye, la "X" de siempre que no he aprendido a despejar...
    La ciencia ficción, con la robótica por bandera, está de moda. ¡Qué guachi disponer de todo el tiempo para lo que guste usté!
    Sigo expectante.

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  2. ¿De veras? ¿Tu crees que podríamos disponer de todo el tiempo para lo que gustemos? Uuummm ... continuamos :)

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  3. felicidad artficial.....
    inteligencia artificial...
    sentimientos artificiales????
    antropomorfismo???????

    espero una III parte
    un beso nada robótico :)

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  4. ¿Qué es la vida Pentagrama sino una sinfonía previamente escrita? Tu lo sabes mejor que nadie...

    Permanecer atentos a nuestras pantallas... por el beso que envío asi de natural :)

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  5. La conclusión que estaba sacando, es la misma que el Presidente en su último párrafo, qué somos más que autómatas haciendo casi siempre lo mismo...
    En fin, sigo leyendo
    Beso

    (De vuelta hoy al curro, estoy ya depre, joder, y sólo es el primer día buahhhhhhh¡¡¡¡

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  6. ¿El primer día de trabajo un 27 de setiembre? Pero mi niña ¿cuantas vacaciones has hecho tu? Que yo por las mías suspiro cada día y aún me quedan diez meses para empezarlas ¡uuuufffffff! ¿Autómatas todos? bbiiippp, biiippp... yo no, bipbip. Yo soy muy original y gozo de plena libertad y autonomía...

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