sábado, 15 de diciembre de 2012

¿Quién empieza primero? (Capítulo IV)




-         Dime una cosa y esto es traspasar, quizá, un límite autoimpuesto: ¿has pensado en cambiar tu vida?

-         Si

-         Pero no pensarlo y ya está. Pensarlo y desearlo, sopesar y valorar que sería lo mejor para ti…

-         Ocurre que cambiar para tener lo mismo, para no tener a esa mujer  que viva y muera contigo, que quiera como tú, que te sienta hasta lo más profundo de su alma, que te busque y la busques en lo bueno y lo mejor, que respire contigo, por ti y yo por ella. Para tener solo palabras, buenos polvos, para eso prefiero la “comodidad” de mi vida…

-         A mi me frena el no ser suficiente para que des ese paso, el estar enamorada de ti y ser “la otra”, perderme por ti para tenerte a ratos cuando yo necesito mucho más.

-         ¿Y cómo puedes amar con límites?

-         Eso te pregunto yo.

-         Lo dos nos queremos así: con reservas.

-         Yo te he explicado el motivo de mis reservas, dime ¿cuál es el tuyo?

-         Están en ti. Yo no creo ser el hombre por el que tu estarías dispuesta a perder la cabeza…

-         ¿Por qué lo crees?

-         Algo te conozco pero más te siento y sé que estás en una encrucijada de tu vida y eso te confunde, así que solo me queda desear estar cuando superes esa encrucijada.

-         Cariño, siempre me has dicho que esto sería temporal y que llegaría un día que tocaría a su fin y tan amigos ¿Qué hace una mujer con eso?

-         Pues ni más ni menos que lo que estás haciendo.

-         ¿Y cómo quieres estar después de esa encrucijada?

-         Simplemente quiero estar. Quiero ver como es Aurora, la real.

-         Te quedas en la distancia… A Aurora la conoces bien aunque creas que no pero tu experiencia con otras mujeres te llevan a colocarme al nivel de otras.

-         Me quedo en la distancia, si, porque quiero ver a la verdadera Aurora, la que quiere libremente sin condicionantes.

-         Pues veamos qué ocurre en esta etapa de cambios, supervivencia y adaptación.

-         Mira a ti te pasa algo parecido a lo que me pasaba a mi.

-         ¿Qué es?

-         Siempre tenía que estar enamorado de alguien y dejaba a una y cogía a otra y a veces más. Dime ¿Cuánto tiempo has pasado sin estar enamorada de alguien?

-         Pues no lo he pensado

-         Piénsalo y dime.

7 comentarios:

  1. La necesidad de enamorarnos lo mismo que el enamoramiento, admiten grados.




    ResponderEliminar
  2. Puede ser que se admitan grados, por eso muy pocas personas se doctoran en ello... :)

    ResponderEliminar
  3. No siempre se llega al doctorado ya que el enamoramiento es una poesía, corta, vibrante... también se puede existir sin tener que estar continuamente enamorado de alguien, simplemente caminar ocupando un espacio donde encontrarse a uno mismo, precisamente ese espacio llamado supervivencia y adaptación.
    Y cuando llegas a ese doctorado la poesia desaparece, porque la personalidad se equivoca pero el alma no, asi se descubre la esencia y llega la novela repleta de páginas.

    ResponderEliminar
  4. Has descrito perfectamente el enamoramiento de uno mismo. Ese si que existe siempre y no está mal practicar la caridad cristiana en uno mismo.

    Sabia tu que descubriste la esencia y sabes escribir una novela. O al menos te conoces la teoría... :)

    ResponderEliminar
  5. Uyyy de sabia nada. No se le llama sabio al que se aprende la teoria ( y esa me la se a la perfección), la sabiduria está en ponerla en practica.

    P.S Defineme ese enamoramiento de uno mismo.... no creo que sea lo que yo he comentado

    ResponderEliminar
  6. Espero que nos ilustres y yo, como trueque, te definiré lo que es el enamoramiento de uno mismo... O mejor te envío una foto mía :)

    ResponderEliminar
  7. pues yo como conferenciante no soy muy buena, pero con ilustraciones todo cambia y si vas a llevar tu parte de la conferencia (y además con foto) pues venga a por el "power point" :)

    ResponderEliminar