EL DÍA QUE EL CIELO SE VOLVIÓ ROJO
Nadie se
esperaba que la sequía fuera tan severa. Los campos se secaron, los ríos se
agotaron y los animales murieron de sed. El calor era insoportable y el aire
irrespirable. La gente se refugiaba en sus casas, esperando una lluvia que
nunca llegaba. Los políticos prometían soluciones, pero solo se dedicaban a
culparse unos a otros y a tratar de ganar elecciones para permanecer en el cargo. El pueblo
estaba harto de sus mentiras y de su corrupción. Un día, un grupo de rebeldes
decidió tomar el control de la presa que abastecía a la capital. Su plan era
liberar el agua y repartirla entre la población. Pero algo salió mal. Una
chispa provocó un incendio en el depósito de combustible que alimentaba la
presa. El fuego se extendió rápidamente por las instalaciones y alcanzó el
tanque principal. Una explosión sacudió la tierra y una enorme ola de agua
arrasó la ciudad. La destrucción fue total. Edificios, coches, puentes y
personas fueron arrastrados por la corriente. El agua se mezcló con el fuego y
el humo, creando una atmósfera infernal. El cielo se tiñó de rojo y el sol se
ocultó tras las nubes.
El problema no era la sequía. El problema era la
humanidad.
"Si no sabes de donde vienes, no conseguirás entender jamás a donde quieres llegar" (Dario Fo, tuvo claro que vino a mundo el 24 de marzo de 1926 y que llegó a ser premio Nobel de Literatura en 1997. Lo de su traslado a la habitación de al lado no sé si lo supo)
Y que cumplas muchos más de los 63 de hoy echando balones fuera. Ya debes llevar más de 99 ¿a qué si?. I mentre els boscos cremen al nostre costat i l'aigua s'esgota, les paraules dels polítics no serveixen per a apagar-los ni calmar la nostra set.
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