Estaba sentado en el bar, poniéndose el whisky y viendo como los cubos de hielo se fundían en su vaso. Le gustaba hacerlo a veces, cuando se sentía cansado de su vida mundana y su aburrido trabajo. Le apetecía imaginar que estaba en otro lugar, en otro más emocionante e imponente. Fantaseaba conque los cubitos eran mundos pequeños, llenos de maravillas y misterios, y él era un dios observándolos desde arriba.
No la notó hasta que se sentó a su lado y ordenó un martini. Tenía el cabello rubio largo, ojos azules y un traje rojo abrazando sus curvas. Parecía alguien que pertenecía a una película, no a este bar aburrido.
“Hola”, dijo, sonriéndole. “Soy Alice.”
La miró brevemente y después miró hacia otro lado. “Hola”, murmuró.
No parecía disuadida por su falta de interés. Se inclinó más cerca de él y le cuchicheó en la oreja. “¿Quieres saber un secreto?”
Frunció el ceño. "¿Qué tipo de secreto?"
Sonrió misteriosamente. "Un secreto que cambiará tu vida para siempre jamás."
Hizo girar los ojos. "Sí, cierto."
“Cómo quieras. ¿Pero no os preguntáis nunca si hay más en la vida que esto?” el tono de su voz sonó a reproche.
La volvió a mirar, curiosamente a pesar de él mismo. "¿Más de qué?"
Hizo gestos a su alrededor. "Más que este bar, esta ciudad, este mundo."
Destripó. “¿De qué hablas? Esto es todo lo que hay."
Sacudió la cabeza. “No, no lo es. Esto es solo una ilusión.”
Rio nerviosamente. “¿Una ilusión? ¿Qué quieres decir?”
Se inclinó de nuevo y bajó la voz. “Esto no es real. No eres real. Vivís en una simulación.”
La miró con incredulidad. «¿Una simulación? ¿Cómo un videojuego?”
Asintió solemnemente.
“Es ridículo”, dijo.
“¿Es así?”, preguntó.
“Sí”, dijo con firmeza.
“¿Cómo lo sabes?” lo desafió.
“Sé que lo sé”, afirmó.
“¿Tú?” cuestionó ella.
“Sí”, repitió.
“Pruébalo”, incitó.
“¿Cómo?” interrogó.
Ella señaló su vaso con cubos de hielo en él. “Mira tu vidrio y dime qué ves”
“Veo cubos de hielo fundirse en whisky”, respondió
“¿Qué más?”
“Es todo lo que hay”, sostuvo
“¿Y si te dijera que estos cubos de hielo no son realmente cubos de hielo; que son códigos que representan datos y forman parte del programa que ejecuta esta simulación?”
Sacudió de nuevo la cabeza. “Esto no tiene sentido. Los cubos de hielo son cubos de hielo.”
“¿De veras?” preguntó “¿O son solo píxeles en una pantalla? ¿Los puedes tocar? ¿Los puedes sentir? ¿Puedes probarlos?”
Levantó vacilante su vaso llevándoselo hacia sus labios. No sentía nada. No probó nada. Miró el vidrio: estaba vacío. No había cubitos de hielo. No había whisky. Solo aire. Dejó caer el vaso rompiéndose estrepitosamente en el suelo. La miró. Ella sonrió y cogió su mano mientras lo levantaba llevándolo hasta la puerta. Abrió la puerta y se encontró con una oscuridad absoluta. Le susurró en su oreja: “Esta es tu oportunidad de escapar. Para ver la verdad. Ser libres. ¿Estás listo?”
Dudó. Tembló. Deseo saber. Se sintió vivo. Finalmente, asintió. Lo besó. Lo empujó por la puerta. Desaparecieron.
El bar calló. Las luces se apagaron. La simulación acabó.
"El sentido de la vida consiste
solamente en el propio acto de vivir"(Erich Fromm, desde que nació el 23 de marzo de 1900 vivió en tiempo presente todos los días de su vida)
Y que cumplas muchos más de los 70 de hoy.... como a cada mujer (y hombre) le deseo. Vosaltres sabeu que passa a la frontera entre el gel i l'aigua? Doncs a un matemàtic li han donat un premi, l'Abel, per haver-lo descobert. I de pas m'ha inspirat el relat d'avui.
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