GESTACIÓN PAGADA
Ella sonrió con ternura al ver el rostro de su hija dormida. Era el fruto de su sueño más anhelado, el de ser madre. Había esperado tanto tiempo, había pasado por tantas dificultades, que no podía creer que por fin lo hubiera logrado.
Recordó el día que conoció a la mujer que le ofreció ser su gestante. Fue en una agencia de gestación subrogada en Ucrania, uno de los pocos países donde esta práctica era legal y accesible para ella. La gestación subrogada es una técnica de reproducción asistida por la que una mujer accede a gestar el hijo de otra persona o pareja.
Ella no podía concebir por sí misma debido a su edad y a sus problemas de depresión por la pérdida de un hijo, así que decidió recurrir a este método. La mujer se llamaba Olga y tenía 32 años. Era madre de dos hijos y pasaba dificultades de todo tipo en su País debido a la guerra, así que decidió que se transfirieran a su útero unos embriones fruto de un óvulo donado y el esperma de un donante anónimo.
Le explicó que no tendría ningún vínculo genético con el bebé, pero que lo cuidaría como si fuera suyo durante los nueve meses de embarazo. Ella aceptó sin dudarlo. Firmó un contrato donde renunciaba a la filiación materna a favor de ella y le pagó la cantidad acordada. Durante los meses siguientes, mantuvo el contacto con Olga a través de videollamadas y mensajes. Le enviaba fotos de las ecografías, le contaba cómo se sentía, le hacía preguntas sobre sus preferencias y le transmitía su afecto.
El día del parto fue el más emocionante de su vida. Viajó a Ucrania para estar presente en el hospital. Cuando vio salir al bebé del vientre de Olga, se sintió emocionada. Era una niña preciosa, con los ojos azules y el pelo rubio. Olga se la entregó en brazos y le dijo: "Felicidades, mamá". Ella no pudo contener las lágrimas. Le dio las gracias a Olga por haber cumplido escrupulosamente con el contrato y le dijo que siempre estaría en su corazón y que nunca olvidaría lo que había hecho por ella. A Olga se le escapó una lágrima y es que había alguna mota de polvo en aquella habitación; ya se sabe, las bombas.
Después de los trámites legales necesarios, ella pudo volver a España con su hija. La inscribió en el registro civil como suya y le puso el nombre de Sofía. La presentó a sus familiares y amigos como su hija por gestación subrogada. Algunos la felicitaron, otros la criticaron, pero ella no les hizo caso. Solo le importaba que nunca más volvería a estar sola.
Han pasado 30 años desde aquél día en Ucrania y Sofía es una empleada de supermercado que vive con su madre en un pequeño piso en las afueras de Madrid. Su madre tiene 98 años y padece de alzhéimer y otras enfermedades crónicas. Sofía se ocupa de cuidarla y de atender sus necesidades, sacrificando su vida personal y profesional.
Hoy, Sofía ha aceptado conceder una entrevista a un medio de comunicación para hablar de su historia y de su opinión sobre la gestación subrogada. El periodista que la entrevista se llama Carlos y trabaja para un periódico de la capital.
Carlos: Buenos días, Sofía. Gracias por recibirme en tu casa y por compartir tu testimonio con nuestros lectores.
Sofía: Buenos días, Carlos. Gracias a ti por tu interés.
Carlos: Empecemos por el principio. ¿Cómo te enteraste de que eras hija de gestación subrogada?
Sofía: Mi madre siempre me lo dijo desde que era pequeña. Nunca me ocultó nada. Me explicó que ella no podía tener hijos por sí misma y que una mujer le ayudó a cumplir su sueño de ser madre. Me enseñó fotos de Olga, la mujer que me gestó, y me contó cómo fue el proceso. También me dijo que me quería con todo su corazón y que yo era su hija igual que si hubiera salido de su vientre.
Carlos: ¿Cómo viviste esa revelación? ¿Te afectó de alguna manera?
Sofía: La verdad es que lo viví con dificultad. No era algo normal, porque nadie más en mi entorno tenía una situación parecida. Me afectó negativamente porque me sentí diferente y rechazada. En el colegio, mis compañeros me miraban raro y me hacían burlas. Me decían que mi madre era mi abuela y que yo era una niña comprada. Me costaba hacer amigos y me sentía sola.
Carlos: ¿Conoces personalmente a Olga? ¿Mantienes algún tipo de contacto con ella?
Sofía: No, no la conozco personalmente. Mi madre y yo nunca volvimos a viajar a Ucrania. Mi madre no tenía dinero ni tiempo para hacerlo. Ella ya era mayor para trabajar y poder mantenernos y, sobre todo, pagar las deudas que contrajo por el proceso de gestación subrogada. Tampoco mantenemos el contacto por teléfono ni por redes sociales. Mi madre perdió el número de Olga y yo nunca supe cómo localizarla.
Carlos: ¿Qué opinas sobre la gestación subrogada? ¿Crees que debería ser legal en España?
Sofía: Opino que la gestación subrogada es una opción arriesgada para las personas o parejas que no pueden tener hijos por sí mismas y que desean formar una familia. Creo que es un acto de desesperación y de egoísmo, tanto por parte de los padres como de las gestantes. Por parte de los padres, porque ponen su deseo por encima del bienestar del niño y de la mujer que lo gesta. Por parte de las gestantes, porque se aprovechan de la situación económica y emocional de los padres para obtener un beneficio. Creo que no debería ser legal en España, porque vulnera los derechos y la dignidad de las mujeres y los niños.
Carlos: ¿Qué condiciones crees que deberían cumplirse para que la gestación subrogada fuera aceptable?
Sofía: Pues, por ejemplo, que la gestación subrogada fuera altruista, es decir, que no hubiera un pago económico por el proceso. Que la gestante fuera una persona cercana y de confianza de los padres intencionales, y que diera su consentimiento libre e informado. Que los padres fueran aptos para ejercer la paternidad responsablemente y que cumplieran unos requisitos médicos y psicológicos. Que hubiera un contrato legal entre las partes donde se establecieran los derechos y obligaciones de cada uno. Que se garantizara el interés superior del niño y su derecho a conocer su origen.
Carlos: ¿Qué mensaje le enviarías a las personas o parejas que están pensando en recurrir a la gestación subrogada para tener un hijo?
Sofía: Les enviaría un mensaje de precaución y de reflexión. Les diría que piensen bien las consecuencias de su decisión y que valoren otras opciones para formar una familia. Les diría que se informen bien sobre el proceso y que no se dejen engañar por las agencias o los intermediarios que les prometen facilidades y ventajas. Les diría que tengan en cuenta los riesgos y los problemas que pueden surgir tanto para ellos como para la gestante y el niño. Les diría que el amor no es suficiente y que el vínculo con su hijo puede ser difícil de establecer y de mantener.
Carlos: Muchas gracias, Sofía, por tu sinceridad y tu valentía. Ha sido un placer hablar contigo.
Sofía: Muchas gracias a ti, Carlos, ha sido un placer compartir mi historia contigo.
"El que sabe nadar puede sacar perlas de las profundidades del mar; el que no, se ahogaría. Por eso únicamente deben correr el riesgo las personas que poseen la instrucción adecuada" (Esto lo dijo Maimonides que filosofaba por aquí en el siglo XII. Tal vez aún no conocía suficientemente a la clase politica cuando afirmó lo anterior)
Frankie Laine hoy hubiese cumplido 110 años, pero hace 16 que dejó de hacer canciones (memorables) para "vaqueradas" insuperables. Al mediodía nos dejó solos ante el peligro.Quantes vegades hem pronunciat aquesta frase en la nostra vida! I espero i us desitjo que la continueu pronunciant. El meu desig només abasta a aquells que llegiu aquestes línies. ¡Apa!
Me gusta, echaba de menos leerte
ResponderEliminar