TIEMPO DE PROCESIONES
Semana Santa, tiempo de procesiones, pero la suya, su procesión la tenía dentro. No le atraían los pasos, las saetas, las cofradías. No le llamaban la atención los nazarenos, las mantillas, los capirotes. No le emocionaban los cristos, las vírgenes, los santos. Él solo tenía una devoción: ella.
Ella, que lo había abandonado hace un año, sin darle ninguna razón. Ella, que se había fugado con otro hombre, sin importarle sus lágrimas. Ella, que le había destrozado el corazón, sin pedirle disculpas. Él la seguía amando, a pesar de todo. La seguía buscando, a pesar de nada. La seguía esperando, a pesar de sí mismo.
Por eso, cada día de Semana Santa, se vestía con su traje negro y su corbata roja y salía a la calle. Se infiltraba entre la multitud y recorría las calles de la ciudad. Observaba a todas las mujeres que se cruzaban en su camino. Anhelaba verla entre ellas. Anhelaba reconocerla por su pelo rubio, sus ojos verdes, su sonrisa dulce. Pero nunca la veía. Nunca la encontraba. Nunca la olvidaba.
Así transcurrían los días y las noches de Semana Santa. Así vivía su propia procesión. Así padecía su propia pasión.
"No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos que forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo" (Frase de Émil Michel Cioran, nacido el 8 de abril de 1911. Vivió toda su vida entre el cinismo y el pesimismo y en su pensamiento siempre ganó éste último)
Hoy hubiese cumplido 94 años pero con lo que fumaba y sudaba sólo llegó a los 49. Otro pesimista que, particularmente, me encanta cómo muestra ese pesimismo. És temps de setmana santa i a mi, encara que sigui dissabte de glòria, em continua envaint el pessimisme de la pèrdua.
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