domingo, 11 de junio de 2023

SUMAR EMPIEZA RESTANDO

 

Mi querido hermano estaba a punto de casarse. La novia es una mujer encantadora, aunque podría perder un par de kilos. Mi hermano, por supuesto, se veía radiante en su traje de chaqueta, peinado con brillantina, como un pardillo enjaulado.  

Me senté en la pequeña iglesia atestada esperando que diera comienzo la farsa. Mi hermano siempre encuentra la manera de meterse en problemas, pero esperaba que esta vez tuviera más suerte.     

La novia avanzó por el pasillo, con medio kilo de maquillaje cubriendo su rostro. Mi hermano la esperaba en el altar, con esa ridícula sonrisa de idiota enamorado.  

El cura comenzó su eterna perorata: "Nos hemos reunido aquí para celebrar la unión..." Bla bla bla.  

En la primera fila estaban mis padres, orgullosos aunque algo confundidos por este cambio en la vida de su hijo. Mientras hablaba el cura, eché una mirada a la madre de la novia que disimuladamente se limpiaba las lágrimas con un pañuelo de encaje.  

Entonces mi hermano me miró, y vi en sus ojos un destello de lucidez, como si por un momento se diera cuenta de que esto era una tontería. Yo asentí levemente con la cabeza para darle ánimos.  

El cura dijo: "Si alguien tiene alguna razón para oponerse a esta unión, que hable ahora o calle para siempre." Miré a mi hermano y levanté la mano.  

Todos se giraron para mirarme con sorpresa. Me levanté y dije: "Creo que este matrimonio es un error", y me senté de nuevo.  

Mi hermano sonrió y dijo: "Tienes toda la razón". Se giró hacia su prometida y le susurró algo al oído. Ella parecía a punto de echarse a llorar.   

Mi hermano se volvió hacia la congregación y dijo: "Lo siento, pero creo que todo esto ha sido un terrible error. Les pido disculpas a todos". Y con eso, salió por la puerta principal de la iglesia.     

Después de unos instantes de silencio, estallaron los murmullos. Miré a mi hermano huir por la calle, libre al fin. "A veces -pensé- sumar empieza restando".

“El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo” (Yasunari Kawabata, que además de nacer el 11 de junio de 1899, tener 4 aes en su apellido fue el primer escritor japonés que ganó el premio Nobel de literatura en 1968, cuando su tiempo había adquirido la velocidad máxima de crucero)

Cacho Castaña hoy hubiese cumplido 81 años pero se quedó en 78 años. Los justos para dejarme este tango que me eriza la piel como ninguno. Gola amb sorra, encara que t'estiguis morint la gent no coneix el teu dolor. Aplaudiments esquinçadors.


 

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