EN BUSCA DE LAS VERDADES POSIBLES
La noche era oscura y fría, como si la ciudad de Barcelona hubiese perdido su calor humano. En medio de ese ambiente, un hombre caminaba con la mirada perdida, con el peso de la vida en sus hombros. Era un escritor de relatos que había perdido la inspiración, la chispa que lo hacía levantarse cada mañana para plasmar sus pensamientos en el papel.
Mientras caminaba, se topó con un viejo amigo que no veía hacía años. Habían compartido muchas charlas sobre la vida y la literatura en su juventud, pero se habían distanciado por los avatares del destino.
El amigo notó la tristeza en el rostro del escritor y le preguntó qué le sucedía. El escritor le contó su problema, y su amigo le respondió con una frase que había escuchado en una conferencia reciente: "No hay verdades únicas, ni luchas finales, pero aún es posible orientarnos mediante las verdades posibles contra las no verdades evidentes y luchar contra ellas".
El escritor se quedó pensando en esas palabras mientras su amigo se despedía y continuaba su camino. ¿Qué significaba eso? ¿Cómo podía aplicarlo a su vida y a su obra? Decidió que esa noche, en vez de quedarse en casa pensando en su bloqueo creativo, saldría a caminar por la ciudad y observar lo que sucedía a su alrededor.
Caminó durante horas, observando los rostros de la gente, los colores de las luces de los edificios, los sonidos de los coches y los transeúntes. Y poco a poco, fue encontrando pequeñas verdades posibles que le permitieron luchar contra las no verdades evidentes que lo habían atormentado.
La verdad de que la vida es un misterio, y que siempre hay algo nuevo por descubrir. La verdad de que la creatividad no puede ser forzada, sino que debe fluir naturalmente. La verdad de que las historias más interesantes son aquellas que tienen algo de verdad en ellas.
Con esas verdades posibles en mente, el escritor regresó a su casa, se sentó frente a su máquina de escribir y empezó a plasmar sus pensamientos en el papel. La inspiración había regresado, y con ella, la posibilidad de crear historias que capturaran la esencia de la vida.
Y así, el escritor aprendió que no hay verdades únicas ni luchas finales, pero que aún es posible orientarnos mediante las verdades posibles contra las no verdades evidentes y luchar contra ellas. Y que a veces, la clave para encontrar esas verdades posibles está en salir a caminar por la ciudad y observar el mundo con ojos nuevos.
“Para
el liberalismo, extirpar la memoria histórica significa dejar la Historia más
contemporánea sin culpables, sin causas” (Manuel Vázquez Montalbán, nacido después de la finalización de la guerra civil, el 14 de junio de 1939. Se definía liberal y amante de la buena mesa. Abandonó este mundo sin perder la memoria ni su gusto por el buen yantar)
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