DOLCE FARE NIENTE

Me despierto hacia el mediodía, después de nueve horas de sueño reparador. Me estiro lentamente en la cama, disfrutando los últimos minutos de relajo antes de comenzar el día. Finalmente me levanto, estirándome como un gato perezoso. Voy a la cocina y preparo una taza grande de café, muy fuerte. Lo sorbo lentamente, mirando por la ventana sin pensar en nada en particular.     

Después del desayuno, enciendo la televisión. Paso en revista los canales, deteniéndome en algún programa sin verdadero interés. Sigo cambiando de canal, aburriéndome pero sin realmente querer cambiar de actividad. El aburrimiento no me molesta, de hecho, me relaja.      

Hacia la hora de comer preparo un par de sándwiches y los consumo lentamente, continuando mirando la televisión. Mientras como, voy sorbiendo una cerveza bien fría. Pienso en lo agradable que es no tener compromisos ni fechas límite, ninguna prisa ni preocupación.

La tarde transcurre de manera similar, pasando como el agua de un río lento y tranquilo. Hago algunas pequeñas tareas domésticas, sin entusiasmo. Luego me siento de nuevo en el sofá. No tengo frustración, no tengo arrepentimiento. Me siento relajado, satisfecho.

Para cenar hoy me conformo con pan, queso y fruta. Poco antes de irme a dormir, abro la ventana para dejar entrar el aire fresco de la noche. Me meto en la cama satisfecho: éste ha sido un magnífico día de no hacer nada.

"No es en la novedad, sino en el hábito donde hallamos los mayores placeres"  (Raymond Radiguet, nacido el 18 de junio de 1903, su vida fue un suspiro llena de hábitos hasta 1923. Tuvo que pasarse toda la vida estirado)

Y hoy cumple 81 años uno de los más grandes, Paul McCartney, que como no quiero que pase más noches solitarias pongo dos canciones suyas; por supuesto que cumplas muchos más. 

 

I aquesta, preciosa, al seu Amor. Tinc la tentació de posar un tercera... pero no. Avui no.