GRUPO WAGNER, VOLAMOS HACIA …
El avión privado se deslizaba por el cielo nocturno, dejando atrás las luces de Moscú. A bordo iban los últimos supervivientes del Grupo Wagner, la compañía militar privada que había desafiado al Kremlin y había intentado tomar el poder por la fuerza.
El líder del grupo, Yevgeny Prigozhin, conocido como "el chef" por su pasado como empresario de catering, miraba por la ventanilla con expresión sombría. Había perdido a cientos de sus hombres en la sangrienta batalla contra las tropas leales a Putin, que habían rodeado y aplastado su cuartel general en las afueras de la capital.
Prigozhin había sido un aliado cercano de Putin, financiando sus campañas electorales y sus operaciones encubiertas en el extranjero. Pero su ambición lo había llevado a traicionarlo, creyendo que podía aprovechar el descontento popular y el desgaste del régimen para hacerse con el control del país.
Su plan había sido audaz: infiltrar a sus mercenarios en el ejército y la policía, provocar disturbios y atentados en las principales ciudades, y lanzar un asalto sorpresa al Kremlin con el apoyo de algunos generales corruptos. Pero Putin se había enterado a tiempo y había reaccionado con rapidez y brutalidad, desplegando sus fuerzas especiales y sus aviones de combate para aplacar la rebelión.
Prigozhin había escapado por los pelos, gracias a la intervención del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, que le había ofrecido asilo político y una salida segura del país. Lukashenko tenía sus propios motivos para ayudar al traidor: quería congraciarse con Occidente, que lo acusaba de violar los derechos humanos y de reprimir las protestas contra su dictadura. Además, esperaba obtener una buena suma de dinero y algún favor futuro de Prigozhin, que tenía negocios e influencias en varios países africanos y árabes.
Prigozhin no tenía otra opción que aceptar la oferta de Lukashenko. Sabía que Putin no lo perdonaría nunca y que lo buscaría hasta el fin del mundo. Su única esperanza era llegar a Bielorrusia y desde allí volar a algún paraíso caribeño donde pudiera vivir con tranquilidad el resto de sus días.
Pero su destino estaba sellado. Mientras el avión se acercaba a la frontera bielorrusa, un misil aire-aire lo alcanzó por detrás, haciéndolo explotar en mil pedazos. El misil había sido disparado por un caza ruso que había seguido al avión desde su despegue, sin ser detectado por el radar.
En el Kremlin, Putin recibió la noticia con una sonrisa satisfecha. Había eliminado al último obstáculo para su dominio absoluto sobre Rusia. Nadie se atrevería a desafiarlo nunca más.
"No me pregunten quién soy, ni me pidan que siga siendo el mismo" (Michael Focault, conocido como el "del péndulo". Dejó muchas citas en su vida hasta el 25 de junio de 1984 en que ya no nos enteramos de si seguí siendo el mismo o no)
Y que cumpla muchos más de los sugerentes 69 de hoy. Que pases un año (y los siguientes) llenos de ese número. Aquesta calor que ens abrasa és el preludi del que ens vindrà després als que estiguem condemnats a l'infern per ser nens dolents.
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