MIKONOS: LA ISLA DE LOS GIGANTES
Había una vez, en los tiempos antiguos, cuando los dioses
aún se mezclaban con los hombres, una terrible guerra que sacudió el mundo. Los
gigantes, los hijos de Gea y Urano, se rebelaron contra sus padres y contra los
dioses del Olimpo, a los que odiaban por haberlos desterrado al Tártaro. Los
gigantes eran seres monstruosos, de gran tamaño y fuerza, que tenían el cuerpo
cubierto de escamas o pelos y la cabeza rematada por serpientes o cuernos.
Algunos tenían alas, otros colas, otros garras, otros cien brazos… Cada uno era
diferente y más horrible que el anterior.
Los gigantes decidieron atacar el Olimpo, la morada de los
dioses, y para ello se apilaron unos sobre otros hasta formar una montaña que
llegaba hasta el cielo. Los dioses se alarmaron al ver la amenaza y se
prepararon para la batalla. Zeus, el rey de los dioses, convocó a todos sus
hijos y aliados: Hera, su esposa; Atenea, la diosa de la sabiduría; Apolo, el
dios del sol; Artemisa, la diosa de la caza; Ares, el dios de la guerra;
Afrodita, la diosa del amor; Hermes, el mensajero de los dioses; Hefesto, el
dios del fuego; Dioniso, el dios del vino; Poseidón, el dios del mar; Hades, el
dios del inframundo; Deméter, la diosa de la agricultura; Perséfone, la reina
del inframundo; Hestia, la diosa del hogar… También acudieron otros seres
divinos: las ninfas, las musas, las gracias, las horas… Y por supuesto, no
podía faltar Heracles, el héroe más famoso de Grecia.
Heracles era hijo de Zeus y de una mortal llamada Alcmena.
Por eso era un semidiós, mitad hombre y mitad dios. Heracles había nacido con
una fuerza prodigiosa y una gran valentía. Pero también tenía un destino
trágico: Hera, celosa de su nacimiento ilegítimo, le había enviado dos
serpientes para matarlo cuando era un bebé. Heracles las estranguló con sus
manos. Luego le había enloquecido para que matara a su esposa e hijos. Heracles
se arrepintió y quiso expiar su culpa. Para ello tuvo que realizar doce
trabajos imposibles que le encomendó su primo Euristeo. Entre ellos estaba
matar al león de Nemea y a la Hidra de Lerna.
La Hidra era un monstruo acuático que tenía nueve cabezas
que se regeneraban al ser cortadas. Una de ellas era inmortal. Heracles logró
vencerla con la ayuda de su sobrino Yolao. Le cortó las cabezas con una hoz y
las quemó con fuego para que no volvieran a crecer. Luego enterró la cabeza
inmortal bajo una roca. Después mojó sus flechas en la sangre venenosa de la
Hidra y las guardó para usarlas en caso de necesidad.
Así fue como Heracles se presentó en el Olimpo con su arco
y sus flechas envenenadas para ayudar a los dioses contra los gigantes. La
batalla fue terrible y duró mucho tiempo. Los gigantes lanzaban rocas y árboles
contra los dioses. Los dioses les respondían con rayos y tridentes. La tierra
temblaba y el cielo se oscurecía. El ruido era ensordecedor.
Heracles disparaba sus flechas desde lejos y hacía caer a
los gigantes uno tras otro. Pero había un problema: los gigantes eran
inmortales mientras estuvieran en contacto con la tierra, su madre. Por eso,
los dioses tenían que levantarlos del suelo y arrojarlos al mar para acabar con
ellos. Así lo hicieron con la ayuda de Heracles y de otros héroes que se habían
unido a la lucha: Teseo, Jasón, Perseo, Belerofonte…
Al final, los dioses lograron vencer a los gigantes y los
arrojaron al mar. Los cuerpos de los gigantes se hundieron en las profundidades
y se convirtieron en islas. Así nació el archipiélago de las Cícladas, entre
ellas Mikonos, la isla de los gigantes.
Los dioses celebraron su triunfo y agradecieron a Heracles
su ayuda. Zeus le concedió la inmortalidad y lo elevó al Olimpo como uno de
ellos. Heracles se casó con Hebe, la diosa de la juventud, y vivió feliz para
siempre.
"Había creído que el amor tenía algo que ver con la felicidad, pero resultó que no estaban en absoluto relacionados. El amor tenía más de necesidad, lo mismo que comer, que respirar" (Esto lo ha escrito Joe Hill, un joven que hoy cumple 51 años y, para más señas, es hijo de Stephen King... como para echarse a temblar)
Y que cumplas muchos más de los 51 de hoy. Nikka Costa lleva cantando desde que estaba en el vientre de su madre, todo por su cuenta... y la de su papá como nos lo canta en el vídeo. Avui és un diumenge amb sabor de dissabte. Ve un dilluns festiu per a fer-nos més suportable el principi de la setmana. Que us ho passeu bé allí on estigueu.
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