martes, 6 de junio de 2023

EL DESAFÍO DE PITÁGORAS AL ORÁCULO DE PATMOS

Érase una vez, en los tiempos antiguos, cuando los griegos se dedicaban a la filosofía y a la matemática, un sabio llamado Pitágoras, que era el hijo de Mnesarco y de Pítaide. Pitágoras era un filósofo y un matemático que había viajado por Egipto y Babilonia para aprender los secretos de la ciencia y la religión. Pitágoras había fundado una escuela esotérica en Crotona, una ciudad del sur de Italia, donde enseñaba a sus discípulos las leyes del cosmos y del alma.
 
Pitágoras tenía una pasión: buscar la armonía del universo y de la vida. Para ello se basaba en el número y la proporción, que consideraba los principios de todas las cosas. Pitágoras había descubierto el teorema que lleva su nombre, que dice que en un triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos. Pitágoras había inventado el concepto de música de las esferas, que dice que los cuerpos celestes emiten sonidos armónicos al moverse según las leyes matemáticas.
 
Pitágoras tenía un sueño: conocer el plan divino y el destino humano. Para ello consultaba los oráculos, que eran los lugares donde se comunicaba con los dioses. Pitágoras había visitado el oráculo de Delfos, el santuario más famoso de Grecia, donde se pronunciaban las profecías de Apolo, el dios de la luz y la verdad. Pitágoras había visitado el oráculo de Amón, el santuario más sagrado de Egipto, donde se revelaban los misterios de Ra, el dios del sol y la vida.


Pitágoras decidió visitar otro oráculo: el oráculo de Apolo en Patmos, una isla del mar Egeo. El oráculo de Apolo en Patmos era menos conocido que el de Delfos, pero no menos poderoso. El oráculo de Apolo en Patmos estaba situado en una cueva cerca del mar, donde se escuchaba el rumor de las olas y se veía el brillo de la luna.
 
Pitágoras viajó a Patmos con sus discípulos y se alojó en una posada cerca del puerto. Allí se preparó para consultar al oráculo. Se purificó con agua y con fuego. Se vistió con una túnica blanca y se calzó con unas sandalias. Se adornó con un anillo y un collar con símbolos sagrados. Se armó con un bastón y una lira.
 
Pitágoras entró en la cueva del oráculo con sus discípulos y se postró ante el altar de Apolo. Allí había una estatua del dios con un arco y una lira. Allí había también una sacerdotisa llamada Febe, que era la encargada de transmitir las respuestas del dios.

Pitágoras le hizo su pregunta a Febe: ¿cuál es el sentido de la vida?
 
Febe le hizo su pregunta a Apolo: ¿cuál es el sentido de la vida?
 
Apolo le hizo su pregunta a Pitágoras: ¿cuál es el sentido de la vida?
 
Pitágoras se quedó sorprendido y confundido por la pregunta del dios. No esperaba que le devolviera su propia pregunta. No sabía qué responder.
 
Pitágoras pensó en todas las cosas que había aprendido y enseñado. Pensó en el número y la proporción, en el teorema y la música, en el cosmos y el alma.
 
Pitágoras le respondió a Apolo: el sentido de la vida es buscar la armonía.
 
Apolo le respondió a Pitágoras: buscar la armonía es solo una parte del sentido de la vida.
 
Febe le respondió a Pitágoras: buscar la armonía es solo una parte del sentido de la vida.
 
Pitágoras se quedó perplejo y decepcionado por la respuesta del dios. Se dio cuenta de que le había cuestionado su sabiduría y su pasión. Se dio cuenta de que le había planteado un reto y una duda.
 
Pitágoras le preguntó a Apolo: ¿y cuál es la otra parte del sentido de la vida?
 
Apolo le preguntó a Pitágoras: ¿y qué crees tú que es la otra parte del sentido de la vida?
 
Pitágoras se quedó callado y pensativo por un momento. Luego le respondió a Apolo: la otra parte del sentido de la vida es compartir la armonía.
 
Apolo le respondió a Pitágoras: compartir la armonía es la otra parte del sentido de la vida.
 
Febe le respondió a Pitágoras: compartir la armonía es la otra parte del sentido de la vida.
 
Pitágoras se quedó aliviado y feliz por la respuesta del dios. Se dio cuenta de que le había elogiado su inteligencia y su nobleza. Se dio cuenta de que le había dado un consejo y una alegría.
 
Pitágoras salió de la cueva del oráculo con sus discípulos y se dirigió a la posada. Allí celebró su consulta con un banquete y un concierto. Allí tocó su lira y cantó sus himnos.
 
Pitágoras siguió buscando y compartiendo la armonía hasta el final de sus días.
 
"La Felicidad consiste en poder unir el principio con el fin" (Pitágoras, podría haber nacido hoy ¿quién lo sabe? Lo cierto es que el -y su teorema- no morirán nunca)
 
Y que cumplas muchos más de los 47 de hoy porque, en verdad, este mundo es maravilloso... a veces y según para quién.  Avui dono un premi per a aquella persona que pugui interpretar-me la frase de Pitàgores. Algú s'anima?


 

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