LA CATÁSTROFE DE SANTORINI: EL NACIMIENTO DE UNA DIOSA
Selene era una joven sacerdotisa de la diosa Artemisa, que vivía en la isla de Santorini, antiguamente llamada Thera. Su vida era tranquila y dedicada al culto de la diosa de la caza y la luna, a quien le ofrecía sacrificios y oraciones. Selene amaba a Artemisa y se sentía feliz de servirla. Pero un día, todo cambió.
Ese día, Selene vio llegar a la isla una nave con un grupo de extranjeros. Eran griegos que venían de Micenas, la poderosa ciudad del rey Agamenón. Traían consigo armas y joyas, y decían que venían en son de paz, pero Selene no les creyó. Había oído hablar de las ambiciones de Agamenón, que quería conquistar toda Grecia y Troya. Temió que quisiera apoderarse también de Santorini, que era una isla rica y estratégica.
Entre los griegos, había uno que llamó la atención de Selene. Era un joven guerrero llamado Menelao, hermano de Agamenón y esposo de Helena, la mujer más bella del mundo. Menelao tenía el cabello rubio y los ojos azules, y una mirada arrogante y seductora. Selene sintió una extraña atracción por él, pero al mismo tiempo un profundo rechazo. Sabía que era un hombre violento y cruel, que había participado en la guerra contra Troya y que había matado a muchos inocentes.
Menelao también se fijó en Selene. Le gustó su belleza morena y sus ojos verdes, que le recordaban a los de su esposa Helena, que lo había abandonado por el príncipe troyano Paris. Menelao quiso poseer a Selene y la siguió hasta el templo de Artemisa, donde ella se refugió. Allí intentó forzarla, pero Selene se resistió con todas sus fuerzas. Le dijo que era una sacerdotisa consagrada a la diosa y que no podía tocarla. Menelao se enfureció y le dijo que no le importaba su diosa ni su voto. Que él era el señor de Esparta y que podía hacer lo que quisiera.
Selene supo que era el castigo de Artemisa por la profanación de su templo y su sacerdotisa. La diosa estaba furiosa con Menelao y con los griegos, y había desatado su ira sobre ellos. Selene se sintió aliviada y agradecida a su diosa, pero también triste por la pérdida de su isla y su pueblo. Se aferró a una columna del templo e invocó a Artemisa para que la salvara.
-Selene, mi querida sacerdotisa, has sido fiel a mí y te he salvado de la muerte. Pero no puedo devolverte lo que has perdido. Tu isla ha sido destruida y tu pueblo ha desaparecido. Solo quedan ruinas y cenizas. Pero no te preocupes, pues yo te daré un nuevo hogar y una nueva misión. Te convertiré en mi mensajera y en mi guardiana. Recorrerás el mundo llevando mis mensajes y protegiendo a mis fieles. Serás inmortal y eternamente joven, como yo. Y te daré un nombre nuevo, acorde con tu destino: Selene, la diosa de la luna.
"Sin duda, es mucho más difícil perder una guerra que ganarla. Todos son buenos para ganar una guerra, pero no todos son capaces de perderla" (Curzio Malaparte -¡menudo nombre!- nacido un 9 de junio de 1898 y se fue antes de conocer al sátrapa Putín porque sinoi, la frase hubiese sido otra)
Hoy hubiese cumplido 94 años pero se quedó muy lejos de esa edad, 25. No obstante tuvo tiempo para hacer esa canción de amor que Tarantino convirtió en sangriento para una de sus películas. Sabeu quina? Avui ja finalitza el recorregut mitològic. A Santorini es va acabar el creuer encara que la Mitologia dona per molt mes. Petonets.
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