LA REBELIÓN DE LOS TOROS
Era una tarde soleada en la plaza de toros Monumental de Pamplona. El público esperaba con ansiedad el inicio de la corrida, mientras los toreros se preparaban en el callejón. Entre ellos estaba Manuel, el más joven y valiente de todos, que soñaba con triunfar en el arte de la tauromaquia.
Pero lo que nadie sabía era que los toros que iban a salir al ruedo tenían un plan. Estaban hartos de ser maltratados y humillados por los humanos, y habían decidido rebelarse. Se habían comunicado entre ellos mediante mugidos y señas, y habían acordado atacar a los toreros y escapar de la plaza.
Cuando sonó el clarín anunciando la salida del primer toro, Manuel se colocó en el centro del ruedo, dispuesto a enfrentarse al animal. Pero lo que vio le dejó helado. El toro no era uno cualquiera, sino el más grande y fiero que había visto en su vida. Tenía unos cuernos enormes y afilados, y una mirada de odio y desafío.
El toro no se dejó engañar por el capote rojo que Manuel agitaba, sino que lo ignoró y se dirigió directamente hacia él. Manuel intentó esquivarlo, pero fue demasiado tarde. El toro lo embistió con fuerza y lo lanzó por los aires. El público gritó horrorizado, mientras Manuel caía al suelo inconsciente.
Los otros toreros salieron al ruedo para socorrer a Manuel y distraer al toro, pero este no se amilanó. Siguió embistiendo a todo lo que se movía, causando estragos y heridas. Los picadores intentaron clavarle las banderillas, pero el toro las sacudía con rabia. Los rejoneadores intentaron acercarse a caballo, pero el toro los derribaba con facilidad.
Mientras tanto, los otros toros aprovecharon la confusión para salir de sus chiqueros y unirse a la rebelión. Pronto, la plaza se convirtió en un caos de sangre y gritos. Los toros corrían por todas partes, buscando la salida o vengándose de los humanos. Algunos espectadores saltaron al ruedo para huir, pero fueron alcanzados por los cuernos. Otros se quedaron en sus asientos, paralizados por el miedo.
Finalmente, los toros lograron abrir una de las puertas de la plaza y escapar a la calle. Allí siguieron sembrando el pánico, atropellando coches y personas. La policía llegó al lugar, pero no pudo hacer nada para detenerlos. Los toros eran demasiado rápidos y fuertes.
La rebelión de los toros había comenzado.
"Una generación que ignora la historia no tiene pasado ni futuro" (Robert A. Heinlein, nacido el 7 de julio de 1907 para vivir en una generación que ignoró su pasado y se metió en el mismo futuro de guerra y destrucción. Vamos, como tod@s)
Y que cumplas muchos más de los 83 de hoy... aunque tu ya eres inmortal. Bona nit Vienna i als que no es diguin així, també.
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