LA VENGANZA DE LOS TOROS
Era el 8 de julio de 2023, en plenas fiestas de San Fermín en Pamplona. La ciudad estaba llena de gente vestida de blanco y rojo, dispuesta a celebrar la fiesta más famosa de España. Pero lo que no sabían era que ese día iba a ser el último de sus vidas.
Los toros habían ganado la rebelión a los hombres hacía dos años, y desde entonces habían tomado el control del país. Habían sometido a los humanos a una vida de esclavitud y sufrimiento, obligándolos a trabajar en las granjas, las fábricas y las minas. Los toros se habían vengado de todo lo que los humanos les habían hecho, y habían convertido las plazas de toros en sus lugares de diversión.
Allí, los toros toreaban a los humanos, haciéndoles correr delante de ellos, clavándoles banderillas y espadas, y finalmente matándolos. Los toros disfrutaban viendo sufrir y morir a los humanos, mientras se reían y aplaudían. Era su forma de hacer justicia.
Ese día, los toros habían preparado una corrida especial para celebrar San Fermín. Habían elegido a los humanos más fuertes y valientes que habían encontrado, y los habían vestido con trajes de luces. Los habían encerrado en unos corrales, y los habían hecho salir a la calle para que corrieran delante de los toros.
Los toros salieron tras ellos, persiguiéndolos y embistiéndolos. Los humanos corrían despavoridos, intentando evitar los cuernos. Algunos caían al suelo, y eran pisoteados o cornados por los toros. Otros se refugiaban en los portales o las barreras, pero eran sacados por la fuerza por otros toros que vigilaban el recorrido.
Los toros no tenían piedad ni compasión. Querían hacerles pagar por todo lo que les habían hecho. Querían divertirse a su costa.
La carrera terminó en la plaza de toros, donde esperaba una multitud de toros ansiosos por ver el espectáculo. Los humanos fueron conducidos al ruedo, donde les esperaban seis toros armados con capotes, banderillas y espadas. Los toros se turnaron para torear a los humanos, haciéndoles pasar por las suertes más crueles y sangrientas.
Los humanos gritaban de dolor y miedo, mientras los toros se burlaban de ellos y les hacían gestos de desprecio. Los toros no les daban tregua ni cuartel. Los torturaban hasta el límite, y luego les daban el golpe de gracia.
Los toros alzaban sus espadas al aire, y las clavaban en el corazón de los humanos. Luego, cortaban sus orejas y sus rabos, y los lanzaban al público. Los toros se abrazaban entre ellos, y saludaban al respetable con orgullo.
Los toros habían consumado su venganza.
"Comprensión, inventiva, dirección y crítica: la inteligencia está contenida en estas cuatro palabras" (Alfred Binet, el 8 de julio de 1857 fue el día de su nacimiento. Se pasó toda su vida estudiando y haciendo frases sobre la inteligencia. Aún la estamos buscando)
Y que cumplas muchos más de los 61 de hoy. Por cierto, su hermano no se llama Bertín de nombre. I no perquè uns costums siguin populars o antics deixen de ser bàrbares i inhumanes.
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