lunes, 21 de agosto de 2023

EL BESO QUE ACABÓ CON LOS INCENDIOS


Ah, Tenerife, una joya en medio del océano, ahora una antorcha ardiendo. El fuego danzaba entre los árboles, una danza mortal que consumía todo a su paso, mientras los ciudadanos luchaban en una batalla desesperada contra las llamas. El aire olía a cenizas y a miedo, y el cielo nocturno brillaba con un resplandor siniestro.

Los medios, esos buitres hambrientos de noticias, se deleitaban con el espectáculo. No hay nada como un buen incendio para aumentar las ventas e incrementar la audiencia, ¿verdad? Pero luego, como una distracción brillante y burbujeante, llegó el beso.

El escenario era un evento deportivo, donde las mujeres, por una vez, eran las protagonistas, y los hombres se sentaban en las gradas, mascullando su descontento. Y allí estaba él, Rubiales, el calvo, el presidente de uno de esos organismos de fútbol que todos pagamos con nuestros impuestos.

Puedes imaginar la escena. La multitud vitoreando, la adrenalina fluyendo, y Rubiales, con su cabeza brillante como un faro en la noche, se acercó a la heroína del día. Y entonces sucedió. El beso. Un acto de dominación disfrazado de celebración, un recordatorio sutil de "quién manda aquí".

Y así, como un mago haciendo un truco de prestidigitación, el beso eclipsó a los incendios. Los medios, como moscas atraídas por el olor de una nueva carnada, se centraron en el beso, olvidándose por completo de los incendios y de las vidas en peligro.

"¿Has oído lo de Rubiales?", preguntaban unos a otros, mientras el humo se elevaba en el horizonte. Y Rubiales, tan resbaladizo como una anguila, se disculpó con la misma sinceridad que un lobo pidiendo perdón a un cordero.

"Lo siento, tal vez me he equivocado", dijo, con una sonrisa que recordaba a un tiburón. "La próxima vez le tocaré el culo que se nota menos."

Y así, mientras Tenerife seguía ardiendo y las muertes del machismo continuaban entre lamentos de los y las que veían trivial lo del calvo Rubiales, los titulares se llenaron con el beso. Porque, al final del día, parece que es más fácil centrarse en el drama de la agresión de un beso que enfrentarse a los verdaderos incendios que nos amenazan.

“A veces las cosas más pequeñas ocupan la mayor parte del espacio de tu corazón” (Christopher Robin Milner, nacido el 21 de agosto de 1920 y esto lo dijo uno de sus personajes más célebres y que ha acompañado a much@s niñ@s en su infancia: Winnie te Pooh)

Y que cumplas muchos más de los 84 de hoy. Al otro que toca contigo hoy no lo felicitamos porque yo lo hago todos los días. I mentrestant, a Prada de Conflent, continuen havent-hi evidències... Que us sigui lleu la calor.

 






 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario