LÁGRIMAS DE ESTRELLAS
Como si fuera un shuriken, la estrella de mar cruzó el océano a toda velocidad. La bruma de las olas salpicaba su superficie, a la par que sus cinco brazos se extendían con la elegancia de una bailarina en plena danza. Su objetivo: perseguir el rastro de aquella hermosa estrella fugaz que había robado su corazón.
La estrella fugaz, un destello de luz candente y celestial, dibujó una línea divina en la bóveda estrellada. Sus ojos de diamante, enmarcados por un manto de plata, habían capturado el corazón de la estrella de mar, dejándolo suspendido entre los ritmos etéreos del cielo y el mar.
"¿Por qué huyes de mí, amada estrella?" gritó la estrella de mar, su voz se perdía entre las olas y los vientos marinos, una canción de amor y añoranza. Pero la estrella fugaz, en su frenética carrera, no podía escuchar. Sus palabras se perdían en el vasto océano, como granos de arena en un desierto sin fin.
La estrella de mar, con determinación y pasión, seguía su camino. Cruzó corales como catedrales, peces de colores que parecían pintados a mano y bancos de medusas cuyos tentáculos, iluminados por la luna, parecían telas de seda flotando en el viento. La belleza del océano, sin embargo, no podía compararse con la del objeto de su anhelo.
En su travesía, encontró a la tortuga sabia, el anciano del mar. "Estrella de mar," dijo la tortuga, sus ojos como perlas antiguas, "¿Por qué persigues a un amor que no puede ser correspondido? Eres de la mar y ella del cielo, dos mundos que nunca se encuentran."
La estrella de mar, con su corazón latiendo al ritmo de las mareas, respondió: "Aunque somos de mundos diferentes, compartimos el mismo cielo. Cada noche, ella desciende a mi hogar, reflejándose en la superficie del mar. En su luz, veo la promesa de un amor que trasciende los límites de nuestro ser."
La tortuga sabia sonrió con tristeza, pero en sus ojos había un brillo de respeto. "Entonces sigue, valiente estrella de mar. Que el amor sea tu guía, aunque el camino sea arduo y la meta incierta."
Y así, la estrella de mar siguió su viaje, impulsada por el viento de su amor y el eco de un deseo no correspondido. La estrella fugaz, aunque distante, brillaba con un fulgor que sólo podía ser interpretado como un eco de la pasión de la estrella de mar. Y aunque no podían tocarse, sus corazones danzaban en el mismo cielo, una danza de amor que desafiaba las reglas del cielo y el mar.
"Para lograr
el conocimiento del espíritu, es indispensable la pureza de corazón: desechando
todo mal pensamiento, manteniendo el ánimo sosegado sin jamás agitarse, ni
irritarse por nada" (Eso tan difícil de hacer lo escribió Helena Petrovna Blavatskaya después de su nacimiento el 12 de agosto de 1831 y sin ocultárselo a nadie a pesar de ser la fundadora de la Teosofía)
Y que cumplas muchos más de los 62 de hoy; confundiendo al personal que es muy divertido y no lastima a nadie. Avui és quan es veuen, allí on no hi ha contaminació lumínica, les anomenades llàgrimes de Sant Lorenzo, estrelles fugaces la llegenda de les quals sempre ens ha enamorat a tots.
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